Comercialización
Los desafíos de la fruticultura en Misiones: ¿un potencial desaprovechado?
|Misiones|
Un completo informe realizado por la Estación Experimental Agropecuaria de INTA Cerro Azul, en Misiones, analiza el potencial y las oportunidades para el desarrollo de la fruticultura en la provincia.
El texto plantea que el mercado interno, actualmente abastecido de frutas tropicales mediante la importación, es una puerta abierta para el desarrollo local ya que las condiciones climáticas de Misiones son ideales para la producción de productos como mango, ananá, banana, palta y maracuyá; o incluso de algunos más ‘exóticos’ para el paladar argentino como la pitanga, la guayaba o el kaki.
No obstante el gran abanico de variedades y las condiciones climáticas, la mayoría de estos cultivos no han sido aprovechados en una escala comercial, ya que su producción está limitada al consumo familiar mediante el uso de la tierra en pequeñas superficies, que determina “la realidad parcelaria” de la agricultura provincial.
“En algunas especies (ananá, papaya, banana, uva, durazno) el cultivo se desarrolló a mayor escala, pero no se ha logrado consolidarlos como actividad económica, manteniéndose sólo como una actividad marginal, lo cual se ve reflejado por la escasa superficie establecida”, refiere el texto firmado por el ingeniero agrónomo Rodrigo Nuñez Hinostroza y el técnico agrónomo Elias Levandovski. Actualmente, más del 55% del total de las explotaciones agropecuarias se encuentran parceladas en superficies de hasta 25 hectáreas, y el 26% en superficies de entre 25 a 50 hectáreas.
“Para promover la sostenibilidad de la actividad frutícola es vital realizarla en un marco de competitividad que permita la inserción a los mercados cada vez más dinámicos y exigentes”, dice el informe, en lo que aparece como el aporte principal del trabajo: replantear el enfoque de la actividad frutícola provincial, que hoy resulta una alternativa destinada al autoconsumo familiar o a la comercialización local de los excedentes, y no una actividad empresarial con capacidades de generar desarrollo socioeconómico.
Al respecto de este último punto, los autores plantean que la fruticultura de Misiones puede diferenciarse en el ámbito nacional por el exotismo de sus productos o la oportunidad de ofrecer fruta primicia tropical. “Si bien estas estrategias apuntan a nichos de mercado de volúmenes limitados y ventanas comerciales estrechas, los mayores precios que se podrían obtener por su comercialización brindarían rentabilidad al negocio”, analizan.
Todo por hacer
La segunda parte del informe destaca algunas ventajas comparativas que posee la provincia para el desarrollo de un entramado frutícola-industrial. Rescatamos tres muy importantes:
- Las condiciones de clima y suelo permiten el cultivo de especies que actualmente se están importando. Esto permitiría obtener rápidamente una cuota de mercado para ser cubierta por fruta producida localmente.
- La ubicación geopolítica estratégica de la provincia. Permitiría avanzar en la exportación hacia centros de consumo de países limítrofes. Además, la distancia de Misiones a los grandes centros de abasto argentinos que hoy importan estas frutas es mucho menor.
- El valor de la tierra está por debajo del promedio respecto a otras zonas del país.
De la misma manera, se plantean las principales dificultades para llevarlo a cabo:
- Falta de viveros para las implantaciones frutales correspondientes
- Falta de infraestructura para cosecha, postcosecha, almacenamiento e industrialización.
- Falta de líneas crediticias para fomentar la actividad.
- Limitada difusión de la información sobre las oportunidades de mercado y comercialización en fruta fresca y procesada.
- Reducida asistencia técnica especializada en la temática y escasa tecnificación.
- Escasa cooperación de carácter público-privado para articular, fomentar y apoyar al sector.
Conclusiones
Por razones históricas, políticas y culturales, la actividad productiva de cada provincia tiene su experiencia única e inimitable. Este informe propone discutir la visión con la cuál se comprende, actualmente, a la fruticultura misionera (familiar, de producción parcelaria y basada en la comercialización de pequeños volúmenes) para imaginar la posibilidad de una actividad competitiva (desde un punto de vista comercial, claro) y ligada al desarrollo de una industria que aporte valor agregado.
“Para llevar adelante proyectos productivos con finalidades de negocios viables es necesario cambiar el concepto de ‘comercializar lo que se tiene de la manera que se pueda’”, expresan los autores. Y luego agregan: “Si se pretende consolidar la fruticultura como una actividad competitiva en la provincia, todos los eslabones involucrados en la cadena frutícola deben ser proyectados y desarrollados con una visión empresarial”.
¿Es posible desarrollar una mirada “empresarial” de la actividad, sin por ello renunciar a un modelo agrícola que tenga en cuenta los esquemas de producción familiar, con su arraigo a la tierra y su aporte a la identidad cultural de los pueblos? Por lo pronto, hoy la provincia tiene el foco puesto en fortalecer su comercialización interna con la construcción de nuevos mercados y ferias para pequeños y medianos productores. Esto se da en sintonía con la Ley de Soberanía Alimentaria, que marca una línea de trabajo ligada a la “la venta directa del productor familiar y sus expresiones asociativas, organizativas y cooperativas al consumidor, sin intermediarios”.
Podemos concluir, entonces, que el artículo en cuestión pone sobre el tapete la oportunidad de desarrollo frutícola-industrial que tiene hoy provincia de Misiones, para lo cual deberá, en palabras de los autores “cambiar el enfoque” que tiene sobre la actividad. La discusión está planteada.