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Mercado Central: ¿Cuál es la propuesta que lidera Nahuel Levaggi?
Nahuel Levaggi, referente de la Unión de Trabajadores de la Tierra hasta hace unas semanas, es ahora el presidente de la central agroalimentaria más grande del país. El Mercado Central de Buenos Aires. Una bestia de mil caras que se mueve con las historias de aquellos cientos que pedalean la rueda para que nunca pare. A nosotros siempre nos ha gustado decir que los mercados son gigantes en movimiento. Siempre hay alguien repasando un cajón, controlando una cámara, preparando un pedido o recibiendo una carga.
Nahuel viene del sector productivo. Pero su historia arranca en los barrios del conurbano bonaerense. Al mercado lo conoció de joven cuando iba con un carro a buscar mercadería de descarte para llevar al comedor de la Villa 20 en donde vivía. En aquellos años empezó a buscarle la vuelta a la vida y junto a sus compañeros dieron los primeros pasos en el armado de lo que hoy es la UTT.
Empezamos a pensar en ir al campo, en ver cómo desde los barrios podíamos ir y producir nuestros alimentos. Armamos una cooperativa para empezar a producir cerca del conurbano. Nos acercamos al movimiento campesino. Y en un encuentro en el 2010 conocimos más productores hortícolas y le fuimos dando forma. Así nació la UTT.
La UTT hoy debe ser una de las organizaciones más federales por su capacidad de agrupar a alrededor de 16.000 familias productoras hortícolas en grupos de base con referentes zonales en todo el país. Atrás quedaron los ecos de quienes decían que eran un pequeño grupo de agricultores familiares o militantes enviados a manifestar. Son pequeños productores familiares, pero son miles y están organizados. A veces el espanto une más que la alegría. Los productores nucleados en la UTT manifiestan haberse sentidos excluidos del sistema por años.
La estrategia de los verdurazos –que comenzó incluso antes de la llegada de Mauricio Macri al gobierno- contribuyó mucho en la visibilización del movimiento y de los reclamos del espacio. Durante todo el 2019 la UTT además participó activamente en la delimitación de los 21 puntos que presentó el Foro Agrario como un compendio de sus propuestas para la reforma agroalimentaria. Aun así, es válido preguntar: ¿cómo llega un referente de un movimiento social a presidir la corporación del Mercado Central de Buenos Aires?
Nunca fue nuestro objetivo estar en el Mercado Central. Nos convocaron y fue una sorpresa. Nosotros veníamos laburando y acercando nuestras propuestas a todos los actores políticos del momento. Nunca tuvimos una participación orgánica en ningún espacio. Obvio que nos sorprendió, pero entendimos que evidentemente algo de lo que planteamos fue escuchado. Aceptar fue una decisión colectiva dentro de la organización porque, entendiendo el rol del mercado, asumimos que esta era una oportunidad histórica. No se trata de una construcción de poder personal ni solo para la UTT.
Nahuel habla tranquilo, escucha y se queda pensando. Retoma y agrega. Se esfuerza en que las ideas sean entendidas. Lo hace en la entrevista, pero lo hará también luego en la reunión con los operadores que mantendrá en el mercado de Córdoba.
Entendemos que asumiendo esta responsabilidad podemos trabajar en una política agroalimentaria que beneficie e incluya a todo el pueblo, porque lo que sale del mercado influye en toda la cadena, hacia atrás y hacia adelante, hasta llegar a la mesa de todos.
La designación de Nahuel no solo lo sorprendió a él. Muchos empresarios y dirigentes del rubro quedaron descolocados ante la noticia. Operadores añejos del central no habían sentido ni su nombre. Miles de preguntas se teclearon en los grupos de WhatsApp. Se agitaron cientos de fantasmas en ambos lados de la grieta. ¿Qué dice Levaggi al respecto? ¿Cuál es la propuesta para con toda esa gran masa de productores y operadores que hoy tienen los ojos puestos en cada paso que da?
Se ríe. Se agarra la cara.
No soy un loco que viene a romper todo.
La pregunta quizás lo hace pensar en la reunión que tiene de un momento a otro, pero también en la que le seguirá en su viaje hacia Rosario para conocer los mercados santafesinos. Desde que asumió lleva un ritmo frenético de trabajo. Alguien dijo que los primeros días de gestión se instaló directamente en el mercado día y noche.
Fue así. Vinimos a laburar. No pienso llegar al mercado a las 10:00, firmar papeles e irme pancho a mi casa a las 16:00. Llevamos cinco semanas y hemos hecho un montón de cosas que por ahí no se ven, pero impactan en la comunidad primaria del mercado. Nuestra convocatoria es a una gestión participativa. Hay una visión de hacia dónde queremos ir, pero apostando al diálogo con los actores de la economía real. A veces cuando no se conoce la cadena se puede pecar de creer que los operadores son los que se abusan y ta ta… (hace un gesto adusto para referirse a “todo eso que se dice”) pero en realidad hay que entender que ni el operador ni el productor del mercado son parte del problema, sino justamente de la solución. Nosotros venimos a valorar y rescatar la voz de la comunidad del mercado que hace más de 30 años que está ahí laburando todo el día, de noche y de día.
Aceptar fue una decisión colectiva dentro de la organización porque, entendiendo el rol del mercado, asumimos que esta era una oportunidad histórica
Llegaste en plena pandemia. El aterrizaje fue turbulento, en una semana donde se dictaba el aislamiento, las complicaciones logísticas crecían y los precios se disparaban.
Fue la peor semana para llegar. Pero al segundo día largamos lo del Compromiso Social de Abastecimiento. No fue complejo porque creo que se propuso algo muy racional y legítimo. Obvio que hay un laburo de sentarse y hablar. Hay una metodología de consenso para trabajar. Además, esto no es algo impuesto, no es para cumplir con el INDEC ni con ninguna otra entidad. Es una propuesta sincera que nosotros entendíamos que tenía ser propia desde el corazón del mercado, para poder ofrecerle más información y transparencia a la sociedad, que los vecinos sepan de qué se trata el mercado y cómo se forman los precios. En el marco de la pandemia la propuesta concreta fue ¿podemos sostener precios por el plazo de una semana? Y la mayoría de los actores entendieron que sí. Se llama Compromiso porque justamente son operadores que se comprometen a sostener ese precio por una semana en un producto de buena calidad, no algo feo ni tampoco premium, pero sí una calidad comercial que sirva como marco de referencia para transparentar la cadena. Nosotros sabemos que hay una parte de la sociedad que apunta a los mercados como los malos de la película y dijimos: che, hay que cambiar eso.
Hoy la pandemia se vuelve el discurso único. Nos obliga a pensar con rapidez y actuar. Pero además el sector tiene problemas históricos y de larga data para resolver. ¿Qué hay más allá?
Queremos empezar a hablar y discutir sobre alimentación sana y soberana desde adentro, porque asumimos el rol social que tiene el mercado en la política alimentaria no solo como un actor que dona verduras, sino que también influye en la cadena para atrás y para adelante. Entendemos que el Central es una buena plataforma para poder hablarle y proponerle al conjunto de la sociedad. Creemos en la transparencia de los precios. Es cierto que con esto de la pandemia había un pedido para poner precios máximos; pero nosotros, que venimos del sector, sabemos que es muy difícil pensar en precios máximos en frutas y verduras por la estacionalidad, la variabilidad y la cultura del lugar. Esto no es una fábrica con costos fijos y producción estable. Entonces lo que hicimos fue apelar a crear consenso con los operadores para definir y publicar precios de referencia que se puedan sostener de manera semanal. Es la primera vez desde 1984 que estamos hablando de precios de referencia que se debaten y se establecen en un acuerdo con cientos de operadores y operadoras.
En su propuesta también se apela un consumidor más activo...
Sí claro, esto implica educar al consumidor y hacerle ver cuáles son los productos de estación. El otro día una periodista se quejaba de la frutilla porque estaba cara. Y hay que explicar que no es época de frutilla. Todo ese camino queremos recorrer con la comunidad del mercado también. Además estamos trabajando para ver de qué manera podemos sumar a las verdulerías al Compromiso Social de Abastecimiento. Para eso también estamos en conversación con los intendentes porque la propuesta es incluirlas desde el territorio, con cada gobierno local.
Nuestra convocatoria es a una gestión participativa. Hay una visión de hacia dónde queremos ir, pero apostando al diálogo con los actores de la economía real
Una de las definiciones claras que fueron transparentadas por el Foro Agrario tiene que ver con el impulso a circuitos cortos de comercialización. ¿Cómo ves ese objetivo desde este lugar que ahora te toca asumir? ¿Te genera alguna contradicción o ves posible trabajar en paralelo en ambos modelos?
No, creo que son dos cosas que van en paralelo y no se contraponen, en todo caso son complementarias. Los mercados concentradores cumplen una función y está clara. ¿Como haces sino para circular millones de toneladas por todo el país para abastecer a toda la población? Los mercados, además, deberían tener un rol de control bromatológico, que de paso es algo que tenemos que promover para crear una uniformidad en todo el país en cuanto a los controles. Pero en paralelo también pensamos que los pequeños productores de los cordones hortícolas deben y pueden tener acceso a circuitos cortos que los conecten con el consumidor de manera más directa. No creo que sean miradas contrapuestas, sino que hay que desarrollarlas en paralelo. Nuestra propuesta además está atada a conceptos de asociativismo y cooperación, no podemos pensar en términos individuales porque así no se llega a ningún lado.
Si bien en la UTT la mayoría de los productores trabajan bajo un modelo que podríamos llamar tradicional, la propuesta desde el movimiento es ir virando y reconvirtiendo hacia un modelo agroecológico. La palabra agrotóxicos es muy utilizada desde la UTT pero es cierto que no es del todo aceptada por una parte de la comunidad científica y mucho menos en productores y comercializadores de la agricultura tradicional, si se puede llamarla así. ¿Qué pensás de este sector técnico científico que no avala este término y que prefiere hablar de agroquímicos y Buenas Prácticas Agrícolas? ¿Cómo conciliar tu postura particular con el cargo que te toca ejercer hoy?
Es un dialogo de procesos. Hay dos miradas sobre este punto. Hay una comunidad científica que prefiere hablar de agroquímicos y otra que claramente dice agrotóxico porque entiende que es dañino para la salud, y está demostrado que es así. Yo creo que la mayor victoria de las grandes cadenas de poder concentrado, como son las multinacionales del agro, es haber ganado las mentes del sector productivo y científico haciéndoles creer que no se puede producir sin agroquímicos. Ahí hay una esclavitud económica porque es un paquete del que no podés salir. Hay una colonización mental que le hizo creer al productor y la productora que no puede trabajar de otra manera. Y lo cierto es que sí se puede hacer. Creo que hay que hacer el trabajo de dar a conocer los beneficios de la agroecología como modo de vida, como manera de habitar el mundo rural. Hay que pensar en la propuesta de la reconversión porque además de la ganancia ambiental, hay un beneficio en la salud y una liberación económica del productor, que ya no necesita depender de ese paquete tecnológico dolarizado. El camino es el conocimiento técnico del manejo agronómico y los bioinsumos.
Creo que hay que hacer el trabajo de dar a conocer los beneficios de la agroecología como modo de vida, como manera de habitar el mundo rural.
Creo también que el debate hay que darlo de a poco. No sería razonable de otro modo. En la misma UTT la mayoría de los productores hoy son productores tradicionales, digamos… este no es un proceso de la noche a la mañana. No se trata además de acusar a los productores y productoras, porque son ellos los que laburan todo el día en el campo y hay que atender sus demandas y posibilidades. Es una capacitación técnica también la que hay que dar para repensar el modelo completo de producción de alimentos.
Se hace la hora. Se habló mucho y variado. Nahuel sube ahora a una reunión con dirigentes locales. Hace su propuesta. Cuenta la experiencia y deja la semilla sembrada. No se impone, pero no duda. Está convencido. Igual, sigue viaje. Es su modo.