Comercialización
China y su rol clave en una campaña de exportación récord para la cereza argentina
|Argentina|
Argentina tuvo una temporada récord en la exportación de cerezas. A pesar de la pandemia, la oferta exportable alcanzó las 5612 toneladas y tuvo un incremento del 24% interanual (+1057 toneladas). También se lograron máximos históricos en los ingresos generados por la actividad, con 27 millones de dólares contra los 22 millones consolidados en 2018/2019. El valor promedio por kilo de cereza se ubicó en los 4,80 dólares.
En cuanto a volúmenes y calidades la temporada respondió de la mejor manera, a excepción de Mendoza que, a causa de heladas tempranas y lluvias durante la época de floración del fruto, perdió entre el 30% y 50% del estimado de cosecha, según la zona.
Si bien la superficie plantada se mantuvo estable -existen actualmente unas 2300 hectáreas en todo el país- un mayor nivel de tecnología aplicada (en la defensa contra heladas, por ejemplo) y buenas condiciones climáticas en la región Patagonia norte y Patagonia sur, explican el crecimiento de los volúmenes exportados.
Según estadísticas de la Cámara Argentina de Productores de Cerezas Integrados (CAPCI) en los últimos años el sector promedia un crecimiento promedio en torno al 13,5%. Sin embargo, esta temporada ese número alcanzó un 24%.
La particularidad de esta campaña fue el crecimiento de los envíos a China. La apertura de este mercado se confirmó en enero de 2019, cuando la campaña de exportación estaba en pleno desarrollo. No obstante, por aquel entonces se enviaron unas 148 toneladas para testear el mercado. Ahora los exportadores pudieron planificar con anticipación sus envíos y los números fueron contundentes: del total exportado, 2010 toneladas fueron hacia el gigante asiático, que demandó el 35% de la fruta nacional.
La participación de China sobre la oferta exportable argentina creció un 1250%. El número suena impactante, y aunque está claro que es resultado de una coyuntura específica, da cuenta de las posibilidades comerciales que se abren para la cereza.
“Es un mercado con buen precio, demandante. Y sobre todo en expansión, algo que no sucede en Europa o América del Norte, donde la demanda y los precios están amesetados”, explicó a InterNos Aníbal Caminitti, presidente de la CAPCI, entidad que también forma parte del comité Frutas de Argentina. Y agregó: “En todo el sudeste asiático la tendencia es de mayor consumo y precios. Particularmente se acentúa en China por la dimensión del mercado. Pero a menor escala también se puede mencionar a Singapur o Malasia”.
Un buen ejemplo de esto es la Cooperativa El Oasis, ubicada en la localidad de Los Antiguos, Santa Cruz, que tiene en Emiratos Árabes su principal cliente. También realizan envíos Kuwait, Qatar, Arabia Saudita y Baréin. Esta campaña exportaron unas 160 toneladas hacia dichos destinos.
“Fue una buena campaña en cuanto a la calidad de la fruta. Este año no enviamos a China porque estamos pensando en una inversión para ampliar el empaque y salir con mayor volumen. Queremos cuidar ese mercado”, dice Federico Guerendiain, gerente comercial de El Oasis, la cooperativa responsable del primer envío de fruta argentina hacia el gigante asiático (15 toneladas de fruta) que se concretó en marzo de 2019.
Otro aspecto para destacar es que el mercado chino fue abastecido principalmente por la fruta exportada desde la región Patagonia sur y Patagonia norte. El motivo es que para esta campaña solo estaban habilitados los envíos de fruta con previo tratamiento cuarentenario, los cuales se cumplen durante el traslado vía marítima. Esta situación restringió los envíos desde Mendoza, que posee un importante porcentaje de cereza primicia -cosechada durante el mes de noviembre- comercializada por avión.
Al exigir como mínimo 11 días en cámaras frigoríficas -sea en destino o en origen- los productores pierden el alto valor que obtienen por su fruta, precisamente por abastecer al mercado en un momento donde escasea la oferta. De cualquier manera, el pasado mes de marzo China reconoció a la Patagonia y el oasis Centro y oasis sur de Mendoza, es decir a toda la zona productora de cerezas (también de peras y manzanas) como libre de la plaga de la mosca de los frutos. Así, la fruta no deberá ser sometida al tratamiento de frío previo a su despacho y podrá enviarse por avión, reduciendo costos logísticos y tiempo de transporte, además de obtener mejor precio.
“Esta es una muy buena noticia para la provincia y hay gran confianza en que el mercado chino haga repuntar a la actividad en los próximos años. Venimos de una fuerte erradicación de cultivos frutales a mano de la vitivinicultura y la horticultura en algunos casos, la cereza no escapa a esa crisis”, dijo a InterNos Alberto Carletti, productor mendocino.
El impacto del Coronavirus en la actividad
El Coronavirus generó algún traspié al debut de la fruta argentina en China. Alrededor de 50 contenedores fueron retenidos desde mediados de enero, producto de los controles que impuso el país asiático en todos sus puertos de entrada por el COVID-19. Además, por el brote del virus -por esos días la OMS todavía no la consideraba pandemia- el gobierno alargó las vacaciones del Año Nuevo chino y solicitó a toda la población una cuarentena estricta. Al estar frenado el movimiento comercial se redujeron las ventas de cerezas, un producto muy regalado y consumido por esas fechas.
Lo cierto es que mucha fruta, además de la argentina (Chile tuvo 1500 contenedores varados) se acumuló en la zona portuaria. Cuando se produjo la reapertura del mercado, la cereza estaba algo deteriorada y el sobrestock deprimió los precios. Se estima que las pérdidas rondaron los 4 millones de dólares.
Por otro lado, en la finca el impacto no se hizo notar demasiado porque las restricciones del aislamiento llegaron ya finalizadas las tareas de cosecha y empaque de cerezas. No obstante, en algunos casos hubo problemas para el retorno de los trabajadores a sus provincias de origen. “Fue un trabajo de coordinación logística importante, días de gestionar permisos y habilitaciones para circular”, comentó el mendocino Carletti.
De cualquier manera, la preocupación ahora pasa por el trabajo en la finca durante las próximas semanas. “Si bien estamos trabajando con los protocolos correspondientes en las tareas de poda, existe mucha incertidumbre con lo que va a pasar con la cosecha y el empaque en los próximos meses”, expresó el santacruceño Federico Guerendiain respecto a los efectos de la pandemia que se estiran en el tiempo.
70% de las exportaciones se realizan de manera aérea y un 30% vía marítima
“Toda la mano de obra viene de provincias como Jujuy y Tucumán. Vamos a ver si podemos movilizar a esa gente. Si no se puede, se va a perder mucha producción en la planta. Ojalá que para noviembre la circulación esté solucionada definitivamente, con los protocolos que haya que aplicar”, concluyó Guerendiain.
El reclamo por los reembolsos
Hace algunos días InterNos publicó un informe titulado Propuestas para el crecimiento de la fruticultura, realizado por Adolfo Storni y Ernesto Saade, donde se recopilan las actuales demandas que la actividad viene planteando en el último tiempo para enfrentar su crisis.
Sobre este punto, consultamos a Aníbal Caminitti si desde CAPCI están trabajando para volver a poner en agenda temas como las retenciones o la falta de créditos blandos en el sector. “En realidad estamos trabajando en conjunto desde Frutas de Argentina, concentrando los reclamos en dos puntos débiles principales que son los atrasos en el reembolso de las exportaciones y en el reintegro de IVA”, explicó el dirigente.
Y concluyó: “En una situación donde las empresas tienen que seguir asumiendo el pago de salarios e impuestos, claramente esta situación nos está desfinanciando y generando un costo importante que afecta nuestra rentabilidad”.