Comercialización
"Es difícil que el productor se organice y luche por objetivos comunes"
|Paraná|
La situación de los cordones hortícolas se replica a lo largo y ancho del país. Falta de recambio generacional, avance de la frontera urbana sobre el sector rural, escasa mano de obra y costos productivos dolarizados son algunos de los puntos conflictivos en periurbanos como el de Córdoba o La Plata.
El cinturón verde de Paraná no escapa a esta foto. "Los hijos de productores hoy acceden a la universidad o buscan otros trabajos por la inestabilidad del negocio de la verdura”, describió a InterNos Silvia Berzano, presidenta de la Asociación de Productores Hortícolas de Entre Ríos (APHER).
En relación a la convivencia urbano – rural, la dirigente y productora contó que la construcción de viviendas ha comenzado a rodear la zona productiva del sur del periurbano, donde existen gran cantidad de quintas. “Eso es falta de política, porque no es que el productor se mete al lado del barrio. El barrio avanza donde está el productor”, expresó Berzano.
“La ciudad se va expandiendo y uno se encuentra con que en los lugares donde hace años había producción hortícola terminan instalando un barrio. Estoy en el Acceso Norte, que siempre fue un lugar que era el cinturón verde, y hace un año pusieron un barrio en Don Bosco y Maya y en los campos de los alrededores donde incluso sembraban cereal, ahora no se puede. Y pasa lo mismo principalmente para el lado de El Paracao”, había declaro la productora al diario UNO de Entre Ríos.
2021: BPA obligatorias
Desde el próximo 4 de enero de 2021 todos los productores hortícolas del país deberán incorporar las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), tanto en sus campos como en la comercialización. Consultada por la adaptación dichas normativas nacionales, Berzano aseguró estar de acuerdo con su implementación, aunque cuestionó los costos adicionales que representan para los quinteros.
“Nosotros no sembramos para envenenar a la gente. Yo estoy de acuerdo con las BPA, pero creo que se puede llegar al mismo fin por diferentes caminos. Sin hacerle gastar tanto al productor”, explicó. La nueva reglamentación exige, por ejemplo, la presencia de un ingeniero agrónomo por quinta, pagado por el productor, que realice visitas mensuales para monitorear la sanidad e inocuidad de los cultivos, además de gestionar las recetas para la aplicación de los fitosanitarios.
Pero las BPA son un paquete más amplio: requieren buena calidad de agua, sanidad dentro del predio, distancias mínimas entre actividades agrícolas y ganaderas, manutención de las mochilas de aplicación, entre otras cosas. Además, exigen de manera obligatoria la construcción de espacios para el triple lavado, perforado y almacenado de los envases de fitosanitarios; quienes no posean la infraestructura para estas tareas podrían ser severamente sancionados.
Costos dolarizados
Otro de los problemas que mencionó la presidenta de APHER, y que coinciden con lo que manifiestan muchos productores frutihortícolas a nivel país, son los costos de producción dolarizados (semillas y fitosanitarios) en una mercadería que se vende en pesos.
“El cerealero también compra todo a valor dólar, pero exporta en la misma moneda. Sin embargo, las cargas patronales son las mismas para todos. Una persona con mil hectáreas de soja tiene contratadas dos personas, mientras que nosotros en diez hectáreas necesitamos entre cinco y siete empleados. Por la rentabilidad del productor de verduras hoy, es muy difícil poner a todos los trabajadores en blanco”, añadió.
Todas estas demandas que presenta el sector muchas veces son postergadas por la falta de organización política de los productores. Así lo afirma la propia Berzano: “Hace poco logramos tener una reunión con el director de agricultura de la provincia, y éramos solamente cinco. Es difícil que el productor se organice y que luche por ciertas cosas. Por objetivos comunes. Por la dinámica del trabajo, estamos todo el día en el campo”.