Política Sectorial
Rechazo a la posición argentina en FAO: "No responde a los intereses de nuestro pueblo"
|Argentina|
En las últimas horas, una extensa lista de profesionales, productores y organizaciones sociales publicaron un comunicado repudiando la posición que el gobierno argentino está defendiendo en el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA). “No responde a los intereses de nuestro pueblo, sino de sectores corporativos vinculados al agronegocio y las grandes corporaciones de la alimentación”, afirman.
Un poco de contexto: el CSA es un organismo de FAO en el cual se plantean las recomendaciones respecto a las políticas agroalimentarias en todo el mundo, enfocadas especialmente a la lucha contra el hambre. La creación de estas directrices se dan mediante un proceso de debate donde participan los Estados y las organizaciones de la sociedad civil. Desde hace cuatro años están en curso las discusiones sobre el documento “Recomendaciones de Políticas sobre enfoques agroecológicos y otros enfoques innovadores”, que será definido entre los días 7 y 10 de mayo en Roma, Italia.
Dentro de ese documento se debaten, por otro lado, las “Directrices Voluntarias sobre los Sistemas Alimentarios y la Nutrición”. Allí, según el comunicado, nuestro país se opuso se opuso a la incorporación de términos como “dietas sostenibles y saludables”, “transformación o transición de los sistemas alimentarios”, “mercados locales” y “agroecología”, entre otros.
El texto fue firmado por agrupaciones representativas de la agricultura familiar y campesina como el Movimiento Nacional Campesino Indígena - Vía Campesina (MNCI-VC), la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), el Movimiento Nacional Campesino Indígena, la Rama Rural del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y el Movimiento Campesino de Santiago Del Estero (MOCASE), entre otras decenas de organizaciones.
“Se venía trabajando muy bien en las reuniones previas, pero a último momento hubo una ofensiva muy importante de un grupo de países liderados por Estados Unidos y Brasil, en los cuales se encolumnaron Argentina y Rusia, planteando que por encima de la nutrición saludable están los intereses agroexportadores. El documento final terminó siendo mucho más retrógrado que los borradores que se venían construyendo. Además, resulta muy contradictorio respecto a las políticas que se están implementando hacia el interior del país”, dice a InterNos Diego Montón, referente del Movimiento Nacional Campesino Indígena - Somos Tierra.
“El gobierno argentino se presenta ante la comunidad internacional como defensor de un modelo agroalimentario insostenible”, señalan los firmantes “e insiste en ‘otros enfoques innovadores’ como la agricultura climáticamente inteligente, la intensificación sostenible, la siembra directa, promovidos por las grandes corporaciones transnacionales”, agregan.
“El documento puso a la agroecología en el mismo plano que otros sistemas asociados a la propuesta del capital financiero para la agricultura. Podemos hacer responsable a la representación de la Argentina en Roma, que es Carlos Cherniak, pero lo cierto es que esto está relacionado con los tecnócratas que están en ministerios como el de Agricultura, que son voceros del agronegocio. La política internacional en el caso del Consejo de Seguridad Alimentaria pareciera estar librada a los grandes productores y no conducida a una política que, internamente, ha planteado otros elementos”, dice Montón.
En este sentido, el dirigente campesino subraya la profunda contradicción de un gobierno que, entre otras cosas, creó una Dirección Nacional de Agroecología, propuso a un dirigente de la UTT para coordinar el Mercado Central de Buenos Aires y empezó a discutir en el Congreso una política de Etiquetado Frontal de Alimentos.
“Pienso que hay una clara contradicción entre la política que se viene discutiendo en Argentina y la política internacional que se está llevando a nivel de la FAO, que está subordinada a los sectores exportadores y las multinacionales”, subraya.
¿Qué implican, en la práctica, estas definiciones? Montón explica que, entre otras cosas, muestran el horizonte que Naciones Unidas plantea en torno a las políticas públicas agropecuarias. A su vez, orientan algunos mecanismos de financiación como el FIDA o el BID para el desarrollo agrario, por supuesto en función de estas directrices. “De una manera u otra termina incidiendo en las políticas públicas agroalimentarias de los diferentes Estados del mundo”.