Comercialización
Banana argentina: ¿Una producción con poco futuro?
|Argentina|
Popular por los niveles de potasio que le aporta al organismo, por su alto contenido de azúcares y su bajo nivel de grasas, la banana se posiciona como una de las frutas más consumidas a nivel mundial. Particularmente en Argentina comemos alrededor de 12 kilos por año, lo que se traduce en aproximadamente 500.000 toneladas. Cifras que no son menores a la hora de analizar su producción y las condiciones bajo las cuales esta se desarrolla.
Para empezar es importante decir que la producción de banana comenzó en nuestro país en la década del 60 y Formosa fue la primera provincia en llevarla a cabo. Desde ese momento y al menos por dos décadas la actividad logró crecer y consolidarse como un pilar fundamental para dicha economía regional. En esa época alcanzaba un total de 12.000 hectáreas plantadas, miles de familias dependían de manera directa e indirecta de esa producción y se encargaban de abastecer la totalidad del mercado interno.
Sin embargo en la década del 90, y como consecuencia de la apertura de las importaciones en el país, el sector bananero comenzó a decaer de manera constante por el ingreso de frutas extranjeras. Principalmente provenientes de Ecuador. Fue en ese entonces que las hectáreas de banana se redujeron a la mitad, la rentabilidad para quienes se dedicaban a este cultivo mermó y la competencia para aquellos que continuaron en la actividad se volvió un obstáculo.
“El ingreso de bananas desde Ecuador empezó a ser masivo y la competencia claramente era desleal para los productores nacionales. No había regulaciones y la fruta extranjera desplazó a los productores argentinos. En esa misma época empezaron a surgir algunas plantaciones más pequeñas en Salta y Jujuy, pero en Formosa la producción era cada vez menor. De ese tiempo a esta parte, la producción de banana en nuestra provincia se achicó al mínimo. Hoy contamos con un poco más de 2000 hectáreas”, detalló a InterNos Pánfilo Ayala, productor de Laguna Nainek.
En la actualidad, la producción de bananas en Formosa está en manos de pequeños productores que no superan las 10 hectáreas cada uno y que producen en total 70.000 toneladas por temporada. La zona por excelencia en esta producción es Laguna Naineck, sus cosechas se inician en los meses de abril/mayo y la fruta permanece en los mercados nacionales hasta agosto/septiembre.
En el caso de Salta (Orán) la superficie cultivada alcanza hoy aproximadamente las 3500 hectáreas y se consolida como la principal a nivel nacional. Por su parte, Jujuy (Departamento de Ledesma) cuenta con 500 hectáreas. En dichas zonas, el número de productores es menor, pero algunos alcanzan las 50 hectáreas del cultivo y logran como máximo un rendimiento de 50 toneladas por hectárea. Allí las cosechas se dan en una época complementaria a la de Formosa: inician en agosto/septiembre y se mantienen en los mercados hasta abril. Pero, a pesar de que el calendario de cosecha pareciera funcionar de forma ordenada dándole participación a las diferentes provincias, el nivel de consumo argentino y los volúmenes de frutas que se logran por temporada no son proporcionales. Esto hace que durante todo el año ingrese banana extranjera a los mercados.
Las bananas argentinas tienen como único destino el mercado interno. Allí los precios varían no solo por los movimientos de la oferta y la demanda, sino que también se ven condicionados por los valores que adquieren las frutas extranjeras y la disponibilidad de estas. Cuando hay menos banana nacional por una cuestión estacional –época estival- las bananas ecuatorianas, bolivianas y paraguayas hasta duplican sus precios. Pero cuando la oferta es superior, tanto de banana extranjera como de nacional, los precios bajan para todas las frutas por igual.
Según datos del Mercado Central de Buenos Aires (MCBA), la banana hoy está dentro de las cinco frutas con mayor volumen de ingreso al concentrador. Durante el 2020 fue la segunda fruta de mayor ingreso y representó el 14,50% del total de la oferta, con 81.000 toneladas. Las variedades con mayor presencia en los mercados son la Cavendish y en segundo lugar la Nanika.
Si nos referimos a los precios, hoy en el MCBA la banana Cavendish ecuatoriana ronda los $78 el kilo y la Nanika argentina se encuentra aproximadamente a $45 el kilo. En el caso del Mercado de Abasto de Córdoba la fruta ecuatoriana ronda los $90 el kilo, la brasilera $58 y la argentina oscila entre los $50 y los $60 el kilo. De acuerdo al relato de los operadores y de los productores, los precios hace un buen tiempo vienen en caída. Eso se relaciona directamente con la situación coyuntural del país y el rol del Estado.
“Es irracional pensar que en el país se importe casi la totalidad de la banana. Hoy en la chacra nos pagan entre $12/13 el kilo de banana y en los mercados se venden a precios mucho más altos. Lo que nosotros hoy estamos pidiendo es que se fije un precio y los productores reciban el 50% del valor que las bananas tienen en los mercados mayoristas. Los gobiernos miran para otro lado y no tienen en cuenta los efectos sociales, económicos y productivos que les están causando a los pequeños productores. La actividad está perdiendo rentabilidad, los productores la abandonan, el desarraigo rural se profundiza y las familias se quedan sin una fuente de trabajo segura”, aseguró Ayala a este medio.
El nivel inflacionario que hoy define a la economía Argentina es claramente un elemento que condiciona también los niveles de consumo. Cuando el poder adquisitivo de las personas disminuye menos frutas consumen y priorizan otro tipo de alimentos menos perecederos. Por ende, el valor de la banana en los mercados baja.
A esto hay que sumarle que desde hace varios años los productores vienen reclamando a los gobiernos políticas públicas que potencien al sector. Entre ellas se encuentra la regulación a las importaciones y la necesidad de fijar un precio mínimo de referencia para la comercialización de las bananas argentinas. Dichas variables son las que permitirán a los productores nacionales mayores márgenes de ganancias para cubrir los costos, reinvertir en los cultivos y superar la oferta nacional que hoy solo alcanza a cubrir en un 25% el mercado interno. El resto, es cubierto por fruta importada.