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Comercialización

Frutilla: una producción cada vez más federal

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Foto: Revista InterNos

|Argentina|

Una de las discusiones que surgen frecuentemente cuando hablamos de frutas es si son un postre o no. Pero si pensamos en frutillas, no hay dudas de que son las preferidas a la hora de comer algo dulce y saludable a la vez. Esta fruta se consume en fresco, acompañada de dulces, crema o dentro de una receta en particular. Los argentinos anualmente consumimos aproximadamente un kilo de frutillas al año, principalmente en los meses de primavera-verano.

Los momentos de mayor consumo se asocian a la cantidad de oferta que hay en los mercados y a los precios que adquiere la fruta durante el periodo estival. Pero lo cierto es que actualmente la producción de frutillas se da en muchos puntos del país y durante todo el año. Esto es gracias a la diversidad climática que presenta Argentina. Además, la producción se expandió a medida que el manejo de dichos cultivos fue evolucionando. Actualmente en nuestro país existen un total de 1700 hectáreas de frutillas y se cosechan entre 45-50.000 toneladas anuales.

Las provincias que integran la lista de las principales productoras de esta fruta son: Santa Fe, Tucumán, Buenos Aires, Corrientes y Jujuy. Las primeras tres representan alrededor del 70% de la producción total a nivel nacional. Pero en el sur del país, particularmente en Neuquén, y en los cinturones hortícolas de Córdoba también pueden encontrarse algunas hectáreas de este cultivo. Incluso algunos productores y técnicos hace un tiempo incursionan en la producción de frutillas agroecológicas. Este es el caso del proyecto “Intensificación sostenible de sistemas hortícolas” que se desarrolla en Colonia Tirolesa.

“Estamos realizando ensayos, financiados por el INTA, para probar la frutilla como opción de diversificación en la producción agroecológica. La idea es expandir la producción agroecológica en la zona y elegimos hacer frutilla porque por lo general la oferta de fruta en las ferias es bastante escasa. El año pasado implantamos 1000 plantas y este año agregamos 500 más. Les aplicamos bioinsumos para su mantenimiento y vamos evaluando el rendimiento y la calidad de las frutas. Todavía tenemos que ajustar algunas técnicas, pero creemos que es un sistema con grandes posibilidades para los productores y además es una fruta muy demandada en el comercio agroecológico”, explicó a InterNos Luis Narmona, técnico encargado del proyecto.

 

En Santa Fe, por ejemplo, la zona frutillera por excelencia es Coronda con un poco más de 400 hectáreas cubiertas. Allí las cosechas se realizan principalmente en invierno, donde se produce fruta primicia, y en primavera, fruta de estación. Esta ventana de cosecha se replica también en Corrientes, donde la cantidad de hectáreas alcanzan las 100 aproximadamente. En Buenos Aires, la producción de frutilla se sitúa en el Área Metropolitana y al sudeste. Ambas zonas superan en total las 650 hectáreas,  las cosechas comienzan en los meses primaverales de septiembre-octubre y cubren la oferta durante el verano.

Por su parte, Tucumán concentra la producción de frutilla en el Departamento de Lules, Alberdi, Monteros, Famaillá y algunas zonas de Tafí del Valle. En 2019 estas zonas alcanzaron las 350 hectáreas cubiertas y las cosechas allí se dan fundamentalmente en invierno y primavera, registrando su mayor pico productivo en septiembre-octubre. Jujuy y Córdoba registran menores volúmenes productivos pero logran una producción sostenida. Finalmente se puede destacar el trabajo en Neuquén que pasó de tener 17 hectáreas de frutilla en 2011 a 59 hectáreas en 2019. Esta zona abastece a una gran cantidad de mercados patagónicos y compite directamente con Buenos Aires porque su periodo de cosecha se da en los mismos meses.

Elaboración propia.

Los destinos de las frutillas argentinas son principalmente dos: mercado en fresco e industria. A este último se destina gran parte de la producción. Por ejemplo, Tucumán dirige el 70% de su producción a la venta de frutillas congeladas. Este rubro se encuentra concentrado en un numero pequeño de productores. Aquellos que cuentan con las instalaciones correspondientes -estructura de frío y congelado- para cumplir con los requisitos de esta actividad. Generalmente, son los mismos que se encuentran en condiciones de poder exportar la fruta congelada.

El resto de la producción se dirige al mercado en fresco. Las provincias, dependiendo su capacidad y las condiciones con las que cuenten para el traslado de la fruta, comercializan sus cosechas en mercados mayoristas cercanos. Buenos Aires, Santa Fe y Corrientes son las regiones que destinan su producción principalmente al consumo en fresco y a abastecer los grandes centros urbanos. En el caso de los productores de Buenos Aires, la comercialización en el Central no implica grandes traslados de la fruta y eso representa una ventaja. Lo mismo sucede en Córdoba, donde los productores de los cinturones hortícolas pueden vender sus cosechas en el Abasto de la ciudad.

“Nosotros tenemos 11 hectáreas en producción actualmente. Cosechamos y comercializamos directamente en el Mercado de Abasto de Córdoba por lo cerca que estamos. Esto nos permite cosechar las frutillas a último momento, cuando tienen un buen tamaño, color y sabor. La cosechamos a las 11 de la mañana y la vendemos a las 14, esto quiere decir que le ofrecemos a los clientes un producto sumamente fresco. No pasa con otras frutillas porque las que se cosechan en provincias lejanas a este abasto o al de Buenos Aires, se cosechan más verdes para que duren en el camino”, dijo Osvaldo Berra, productor de Sinsacate, Córdoba.

 

Los precios, al igual que la mayoría de las frutas y verduras, dependen directamente de la estacionalidad de los cultivos. En el caso particular de la frutilla, durante los meses de mayo-junio cuando la oferta es menor los precios sos más altos. Mientras que a medida que se acercan los meses primaverales – de septiembre a diciembre- y la oferta de frutas en los mercados aumenta, los precios bajan.

Según datos del Mercado Central de Buenos Aires (MCBA), en 2018 ingresaron un total de 5.764.6 toneladas de frutillas, un 8.2 % superior al año anterior en el cual la oferta fue de 5325.3 toneladas. Los meses de mayo y junio fueron los de menor oferta de frutilla y los meses de mayor precio promedio mensual por kilogramo. Durante el 2020, el volumen ingresado  fue de 6.200 toneladas anuales con una mayor oferta entre los meses de julio a noviembre y los meses de mayor precio promedio fueron junio-julio. 

Actualmente en el Mercado Central de Buenos Aires, las frutillas provenientes de Corrientes, Santa Fe y Tucumán cuestan entre $700 y $800 los dos kilos. Mientras que en el Mercado de Abasto de Córdoba el kilo de frutillas ronda entre $600- $700.

Como dijimos antes, el manejo de este cultivo fue mejorando con el paso del tiempo y eso hizo que la oferta en los mercados esté cubierta durante todo el año. En este sentido, es importante tener en cuenta que para producir frutillas se necesitan suelos y climas específicos. Ante este factor, los productores fueron implementando herramientas más novedosas que garantizaran a las plantas mejores condiciones para su desarrollo. Lo que también permitió alargar los ciclos productivos. Antes las frutillas se encontraban en los mercados hasta octubre aproximadamente y hoy podemos disfrutar de ellas hasta diciembre.

Las plantas de frutillas requieren suelos livianos, francos arenosos o de textura liviana. El riego debe darse se manera constante, pero controlada porque el 80% de la fruta es agua. Por lo tanto, el exceso de humedad no es un buen aliado a la hora de producirla. Los niveles de salinidad del suelo, al igual que el 90% de las hortalizas, deben ser bajos y el clima también es un factor importante, ya que las heladas pueden dañar las plantas considerablemente. No es casual que las principales zonas productivas se encuentren al norte del país donde el clima es más cálido.

Además, el cultivo de las frutillas es una actividad que demanda una gran mano de obra porque, más allá de la cosecha, los trabajos culturales de mantenimiento de las plantas se dan durante todo el año.  Uno de los principales inconvenientes que presenta la producción es la incomodidad de trabajo para el peón. Recordemos que hablamos de una planta baja, rastrera. Esto les exige a las personas un esfuerzo extra a la hora de realizar las labores. Este es uno de los motivos que incentiva la implementación de la producción de frutillas hidropónicas en altura.

Según los productores, el cultivo de frutillas es una gran posibilidad de crecimiento. A pesar de que los costos de los insumos y materiales están dolarizados, es una fruta que durante determinadas épocas alcanza precios elevados y esto la convierte en una actividad rentable. A esto se le suma que el consumo se mantiene constante. A diferencia de otros productos las frutillas siguen siendo las elegidas, aunque las preferencias de los consumidores por esta fruta hayan ido cambiando con el paso del tiempo.

“Las variedades de los plantines que compramos en los viveros cambian todos los años porque los gustos de las personas cambian. Hoy producimos principalmente Rociera y Rábida que dan frutas grandes porque es lo que hoy quiere la gente: frutillas rojas y grandes. Pero hace unos años, se comercializaban frutas más chicas y con más semillas porque son más sabrosas. Mientras más grandes son las frutillas, menos sabor tienen. Pero la gente actualmente elige las frutas por lo que ve o por lo que le gusta más estéticamente”, concluyó a este medio Osvaldo Berra.

 

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