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Avanza en el país la investigación sobre cannabis medicinal
|Argentina|
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) trabaja actualmente en 11 proyectos de investigación sobre el cultivo de la planta de cannabis y sus derivados con fines medicinales. Las iniciativas se encuentran activas en siete provincias y el objetivo es responder a la demanda de diferentes actores productivos, ya sea públicos o privados.
El proceso de investigación del cannabis está en marcha en nuestro país hace cuatro años, desde que se sancionó la Ley 27.350. Ese marco legal permite que, bajo determinados estándares de calidad y control, organismos como INTA y Conicet puedan trabajar para obtener materiales vegetales y desarrollen técnicas de manejo para la producción de cannabis en Argentina. A su vez, la publicación del Decreto 738/2017 autorizó a las instituciones nacionales a cultivar el cannabis a los fines de continuar la investigación y producir los derivados necesarios para abastecer el programa de cannabis del Ministerio de Salud de la Nación.
“Hoy, el INTA cuenta con la capacidad para iniciar diferentes actividades de investigación, desarrollo e innovación en lo referido a la producción de cannabis y sus derivados”, dijo Silvina Lewis, directora del Instituto de Recursos Biológicos (IRB) del Centro de Investigaciones y Recursos Naturales (CIRN) del INTA y responsable titular ante el Consejo Consultivo Honorario (CCH) de la Ley 27350 por INTA.
La referente explicó que actualmente los estudios que lleva adelante INTA se desarrollan en las diferentes estaciones experimentales del país “algunas de las cuales venían trabajando en el tema de aromáticas y medicinales, tanto cultivadas como nativas”. Además, participan de estos procesos empresas privadas o municipios.
Algunos ejemplos: la experimental San Juan trabaja junto a la empresa CaMe, la Experimental de Pergamino tiene un convenio firmado con Pampa Hemp SAS, la Experimental Balcarce trabaja junto al Municipio de General Lamadrid y la de San Pedro lleva adelante investigaciones con el municipio de la ciudad. Por su parte, el Centro Regional Patagonia Norte junto a la Experimental de Alto Valle y la de Bariloche investigan mancomunadamente con la ONG Ciencia Sativa y una empresa privada que será la encargada de realizar en un futuro la trazabilidad del cultivo.
Entre los últimos convenios aprobados para trabajar e investigar el cultivo de cannabis, se encuentra el que se celebró en la provincia de Córdoba entre el Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP) del INTA y la empresa privada Produsem SA. También el que realizó en Santa Fe entre el Centro Regional Santa Fe del INTA, el gobierno provincial y el Laboratorio Industrial Farmacéutico LIF SE y se sumó en el ultimo tiempo un acuerdo entre el Centro Regional Salta con el gobierno provincial y el Fondo Especial del Tabaco.
Según detallaron, el principal desafío del INTA es conocer en detalle la planta de cannabis porque en nuestro país no existen conocimientos suficientes si se la compara con otros cultivos. “En cannabis medicinal es clave generar conocimiento con sustento científico, porque algo que va a tener un uso medicinal requiere productos de calidad”, manifestó Lewis.
Asimismo, la responsable de INTA explicó que no todos los convenios tienen como fin el cultivo de cannabis, sino que algunas entidades impulsan capacitaciones en la temática e incluso participan de proyectos ajenos con el objetivo de concretar convenios más específicos en un futuro.
Investigar con los ojos en el futuro
Otro de los acuerdos que INTA lleva adelante para la investigación y el desarrollo del cannabis en Argentina se realiza con la firma internacional BCBD Medicinal SA. Este proyecto tiene como fin generar una articulación público-privada para el desarrollo de germoplasma de cannabis.
Al tratarse de una empresa internacional, los técnicos argentinos pueden estudiar que productos derivados del cannabis serán aceptados si se desea exportar y qué normas específicas se deberán cumplir. Con este objetivo, el INTA se propone generar guías, normas y certificaciones de buenas prácticas agrícolas y de manufactura que estén en línea con los estándares internacionales.
Para profundizar en dicho trabajo, en el predio de INTA Castelar ya se empezaron a preparar terrenos para construir invernáculos, lugares indoor y laboratorios. “Será un espacio que reunirá la investigación y la introducción de genética con el objetivo de inscribirlas en el registro de variedades del INASE y también para generar nuevas variedades, para ser utilizadas como insumos en diferentes investigaciones, en laboratorios públicos nucleados en ANLAP, universidades y otros institutos de INTA”, explicó Lewis.