Política Sectorial
Dora Barrancos: "Las mujeres rurales tienen que dar el salto y gerenciar sus propios establecimientos"
|Argentina|
*Por Sofía Espejo para Agrofy News
La socióloga y asesora presidencial en materia de género, sostiene que el desafío de las mujeres rurales es ganar más “autovalor”, capacitarse en temas económicos y alcanzar un lugar de reconocimiento.
Dora Barrancos es palabra mayor cuando hablamos de feminismo. Su currículum y trayectoria es difícil de resumir: licenciada en Sociología, doctora en Historia, profesora titular de la UBA doctora Honoris Causa de la Universidad Nacional de La Plata e investigadora principal del CONICET, organismo del que formó parte de su directorio entre 2010 y 2019 y actualmente es asesora Ad Honorem del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en materia de género.
Dora Barrancos, una mujer rural
Hace unos días Dora Barrancos participó de un encuentro con Mujeres Rurales Argentinas, donde conversó durante una hora y media acerca de los principales desafíos que tiene el feminismo rural. “Soy una mujer rural”, resaltó Dora al inicio de la charla, “nací en el área sur de la provincia de La Pampa, casi en el límite de la provincia de Buenos Aires. Mi padre era maestro y director de escuela rural y mi mamá hija de agricultores”, continuó.
Como dato de color contó que en su nombre lleva la carga semántica de esa vida rural: “El campo de mi abuela se llamaba La Dora. La colonia rural donde mi padre ejercía se llamaba Beatriz, así que por eso me llamo Dora Beatriz”.
Su familia viajó por distintos lugares del país, y en ese recorrido Dora contó que tuvo un contacto con la sociología rural porque trabajó mucho tiempo en educación agrícola: “Eso me llevó a muchos análisis que tenían que ver con la condición rural, no solo con las mujeres rurales”.
Educación rural femenina
Dora contó una experiencia en una escuela técnica rural: “La escuela respondía a una perspectiva que en ese momento (1970) no la discutimos mucho, donde se entendía la educación rural femenina como una educación que preparaba solo para la ruralidad. Si bien era valioso, era muy importante para las mujeres también la preparación en otras tareas”.
En ese sentido, la socióloga expresó una idea que reforzó durante toda su charla como un mantra: “Tenemos que pensar que las mujeres somos poligerentes de todo. Estamos entendidas en muchísimas ramas y actividades. Esa educación para la ruralidad no preparaba a las mujeres para ser gerentas de sus emprendimientos, por eso hay un índice tan bajo de propietarias rurales”.
La investigadora explicó que esta situación tiene mucho que ver con concepciones muy arcaicas sobre la condición femenina en el campo y resaltó que lo decisivo es la capacitación en temas económicos: contabilidad, comercio, idiomas, informática: “Esto redunda en una significativa calidad reapreciativa de sí misma, aumentar la calidad subjetiva. No solo el valor agregado de hacer bien las tareas domésticas, ese es un valor compensatorio cuando se reconoce”.
Al respecto, hace unos meses Mujeres Rurales Argentinas lanzó un Programa de Capacitación en convenio con la Fundación del Banco La Pampa con el objetivo de potenciar el crecimiento de las integrantes del colectivo. Brindan cursos virtuales en informática, inglés, gestión, análisis FODA, Excel, entre otras cosas.
Autovalor y reconocimiento: ¿por qué no puedo hacerlo?
“Yo creo que el principal desafío que tienen las mujeres rurales es ganar más autovalor”, dijo en entrevista con Agrofy News, haciendo referencia a que hay una historia muy conocida de no apreciar el incremento de valor que tiene el trabajo reproductivo doméstico .
En este punto, Dora hizo mucho énfasis: “Yo creo que efectivamente las mujeres rurales tienen que estar en posición muy fuerte de una subjetividad valorativa que tiene que ver con realizaciones personales. Es un mandato que las mujeres tienen que darse ahora, un valor que no redunda por esa capacidad de abnegación y amor que podemos dar si no porque estamos en condiciones de decir ´¿por qué no voy a poder hacer esto?´” .
La socióloga explicó que en los últimos años mejoró muchísimo la percepción censal de las mujeres sobre todo en el área rural. “En los antiguos censos hasta retomada la democracia, se daba por hecho que el jefe de familia era un hombre. A las mujeres en el campo se las consideraba con una vida económica no existente. Era muy común que el censista no las interrogara siquiera. Ahora obligadamente si una mujer dice “soy solo ama de casa”, hay que repreguntarle ´¿usted no ha vendido pollos, huevos? Esa es una actividad económica”.
Esto sucede porque en el ámbito rural esa actividad económica tiene un acoplamiento con la doméstica: “Ese trabajo que se hace para el mercado debe ser registrado en el censo y salir de esa zona de improductividad o inactividad”, expresó Dora.
El rol de la mujer rural hoy: dar el salto y gerenciar
La referente en género resaltó que “las mujeres tienen que dar ese salto, tienen que apreciar todo lo que son capaces de hacer y ganarse un lugar de reconocimiento. No renunciar a la posibilidad de gerenciar”.
Tal como contó la investigadora, esto está sucediendo en muchos países de Europa, donde las mujeres rurales “ya no son las mujeres que están en el campo ocupándose de las gallinas, están ocupándose en el emprendimiento, en cómo mejorarlo”.
Dora volvió a resaltar la importancia de la formación: “Solas no se puede hacer pero sí a través de una gestión de capacitación que puede venir a través de distintos medios, públicos o privados”.
En entrevista con Agrofy News, mencionó además que para las trabajadoras rurales sería fundamental que los sindicatos estuvieran a la altura de las demandas actuales de equidad de género: “En el medio urbano algunas trabajadoras pueden encontrar, a través de sus representaciones sindicales, un lugar para ocupar. Es más difícil en el ámbito rural porque es muy heterogéneo pero tenemos cierta unidad de sentido respecto a la defensa de nuestros derechos”.
“Fue muy notable que el INTA tuviera por primera vez en su larga marcha una mujer. Sin embargo aún falta mucho. Aún son pocas las mujeres que se suben a los tractores. De esto como de otras cuestiones fundamentales para ampliar las oportunidades del trabajo femenino rural”, expresó Dora.
La socióloga convocó a irse de la opacidad del “siempre fue así” y procurar los derechos, lo que es propio. Y dio un ejemplo: “Suele ocurrir mucho, de buena fe, que en general si una familia hereda un campo a tres hermanos, hay una tendencia de que las mujeres le vendan su parte a los hombres. Esto pasa en el medio urbano también. Ahí también las animó mucho a una experiencia de dominio”.
Feminismo rural: es posible
Siempre ha parecido más difícil vincular a las mujeres en un cauce colectivo feminista en el área rural, por razones primero geográficas. Tal como narró Dora, “las mujeres en general en el área rural tienen distancias, esto cuenta. Esto genera una cierta dificultad para el “amuchamiento” pero hoy hay como hacerlo, con plataformas. La distancia geográfica no ha variado pero la distancia social se ha achicado muchísimo”.
“Ahora mismo estamos conectadas, si bien algunas no tienen aún acceso a internet. Es fundamental la articulación común. Hay que resolver el tema de la distancia con estos medios y resolver una perspectiva de comunicación que efectivamente sea relativamente fluida”, agregó.
Consultada respecto al recelo que genera la palabra “feminista”, la investigadora expresó que más importante que el rótulo es la insubordinación: “Puede haber muchas mujeres que se dicen feministas pero están muy sometidas. Lo que importa es la actitud, la conducta, el valor de insurgencia que tienen las mujeres de no permitir más ninguna otra violencia. Esto en el ámbito rural nos preocupa mucho por el acceso a la justicia, a denunciar”.
“Hay un crédito de que no hay nada que hacer con las mujeres rurales porque tienen una estructura mental conservadora. Hay que tratar de impulsar intercambios reflexivos, modos de interacción. Hay que inventarlos. Las mujeres que se han adentrado en una circunstancia nueva y la han llevado a otra posición respecto a los derechos tienen que ayudar a las otras mujeres”, agregó.
Dora aclaró que siempre hay que pensar en feminismos en forma plural: “Puede tener una columna vertebral común y después hay diferencias metodológicas. Tienen que inventar el feminismo que corresponda mejor a su sensibilidad siempre y cuando el principio regente sea el anti sometimiento. No hay que imitar los afluentes urbanos, lo que importa es esa capacidad de encontrar la estrategia propia. Hay que fortalecerse, poder discutir con los varones”.
“Hagan el feminismo que quieran, sin perder de vista los principios fundamentales, sin someterse a valores patriarcales. Hay que dejar de pedir permiso y arremeter”, finalizó.