Comercialización
Cerezas argentinas para el mundo
|Argentina|
La producción de cerezas en nuestro país experimentó en los últimos diez años un importante crecimiento, principalmente en el aspecto comercial. Se convirtieron, junto a los arándanos, en una de las frutas finas más demandadas en el mundo y eso explica el interés entre los frutícolas nacionales por mejorar la calidad del producto y optimizar el manejo del cultivo.
Las cerezas además de contar con un sabor muy particular, que las vuelve sumamente atractivas para el paladar del consumidor, tienen una gran cantidad de propiedades nutricionales: antioxidante, fuente de vitaminas, potasio, hierro, ácido fólico y fibras.
Pero a pesar de todas estas características, hay que reconocer que no es la más elegida por los argentinos. Se calcula que solo consumimos 82 gramos por habitante por año. Este aspecto quizás está relacionado a que se la considera una “Fruta fina”, a que su precio no suele ser el más accesible y a que su estacionalidad es bastante reducida si se la compara con otras frutas.
Las provincias argentinas en donde se producen la mayor cantidad de cerezas son: Mendoza, Río Negro, Neuquén, Chubut y Santa Cruz. En total existen en nuestro país aproximadamente 3000 hectáreas implantadas y se cosechan por temporada unas 6.500 toneladas de la fruta.
La mayor superficie cultivada se encuentra en Mendoza: 700 hectáreas en total según el el Censo Nacional Agropecuario 2018, lo que corresponde al 46% del total de hectáreas a nivel nacional. Las zonas mendocinas que más cantidad de cerezas cultivan son la zona norte y el Valle de Uco. Esta última zona concentra el 84% de la producción de la provincia.
Mendoza es la región encargada de producir las cerezas primicia, es decir aquellas que son las primeras en salir a los mercados. Esto es posible gracias a las condiciones climáticas y geográficas con las que cuenta la provincia: gran amplitud térmica, horas de frío, altitud y radiación solar. Sus cosechas comienzan en octubre y la oferta de cerezas mendocinas en los mercados puede mantenerse hasta enero aproximadamente.
En el caso de las provincias del sur, las cosechas de cerezas empiezan en noviembre y se extienden hasta enero. Por ejemplo, Río Negro y Neuquén empiezan a recolectar fruta en noviembre, a estas regiones le siguen Chubut que cosecha en diciembre y por último Santa Cruz que lo hace recién en enero. La permanencia en los mercados de las cerezas de esta ultima provincia solo es de un mes, hasta febrero.
Río Negro y Neuquén concentran aproximadamente 500 hectáreas en total de cerezos, cosechan por temporada casi 3.000 toneladas de fruta y tienen una participación en la oferta nacional que ronda entre el 10 y el 11%. Chubut cuenta con 400 hectáreas, cosecha 1800 toneladas y tienen una participación relativa al 17%. Por ultimo, Santa Cruz tiene aproximadamente 260 hectáreas implantadas, obtiene por temporada 1.100 toneladas de cerezas y participa en un 9% en la oferta total argentina.
Los cerezos para poder desarrollarse requieren durante la primavera un clima templado libre de heladas tardías, ya que si estas son muy severas pueden producir daños en los frutos pequeños. Por otro lado, son frutales que no resisten a las lluvias abundantes. En epocas cercanas a las cosechas, el exceso de lluvia puede producir problemas en las frutas como el ablandamiento. Además, las cerezas necesitan acumular horas de frío durante el invierno. Esto último explica que las zonas en donde se desarrolla la actividad gozan de climas más bien secos y largos períodos de frío durante el año.
Vale mencionar que las cosechas de cerezas se realizan solo de forma manual debido a que se trata de una fruta muy delicada. Incluso, los canastos con los cuales se cosechan son acolchados por dentro para evitar que se golpeen o partan las frutas. Esto quiere decir, que la actividad demanda una gran cantidad de mano de obra desde que comienzan las tareas culturales de las plantas hasta la cosecha en sí.
En cuanto a las variedades de cerezas que más se cultivan en Argentina podemos encontrar las Bing, Burlat compact, Early Burlat y Lapins. Su principal característica y lo que las vuelve las elegidas es que son frutas firmes, tienen un equilibrio entre acidez y dulzor, y cuentan con un buen color rojo oscuro.
El principal destino de las cerezas argentinas es el mercado externo (80% de la producción nacional). Esto se debe a que es una fruta que encuentra en otros países un gran interés, por ejemplo en época de fiestas. A esto se le suma que la cereza nacional es una fruta de excelente calidad y esto la posiciona como una buena competidora en el mercado extranjero en época de contra estación. Es decir, cuando los países importadores como es el caso de Estados Unidos, Rusia o China no cuentan con producción propia.
Sin embargo, uno de los principales inconvenientes que debe enfrentar la cereza argentina es la competencia internacional contra otros productores del hemisferio sur como son Australia, Nueva Zelanda o Chile. Este último, exporta cincuenta veces más cerezas que Argentina y se ubica como el segundo en nivel de importancia a nivel mundial. En la ultima temporada los envíos de cerezas chilenos alcanzaron un total de 350 mil toneladas, mientras que los argentinos fueron de 6100 toneladas.
Además de ser un mercado fuerte y de ofrecer una de las mejores cerezas del mundo, una de las mayores ventajas con las que cuentas las empresas exportadoras es que no tienen que pagar aranceles para concretar los envíos al exterior. Aumentar la participación argentina en nuevos mercados, como podría ser el caso de China, es complicado ante esta diferencia de costos.
“El mercado chino empezó la temporada con muchas expectativas. Sin embargo, nosotros tenemos a Chile como un competidor importante en cuanto a volúmen. Y el mercado chino absorbe más del 90% de sus exportaciones. Tenemos aranceles comerciales que nos dejan fuera de la competitividad. Son negociaciones a largo plazo, que se logran con Tratados de Libre Comercio. Por lo cual, es casi una misión imposible para Argentina”, explicó a InterNos hace unas semanas Aníbal Caminitti, Gerente Ejecutivo de la Asociación Argentina de Productores Integrados de Cerezas (CAPCI).
A pesar de los competidores, de las restricciones en los vuelos impuestos por la pandemia y los costos que significa para Argentina exportar la temporada 2020/2021 de cerezas fue positiva. Las exportaciones tuvieron una mejora del 7% respecto a las 5600 toneladas que se exportaron la temporada anterior. Además, las cosechas dieron buenos calibres y calidades, aunque en algunas provincias del sur argentino las heladas tardías afectaron los volúmenes obtenidos.
“Este ha sido un año que, a diferencia del año pasado, ha sido beneficioso para nosotros. Estamos hablando de, mínimo, un 50% o 60% más de fruta, en promedio”, señaló Facundo Quiroz, presidente de la Cámara de Cerezas de Mendoza.
Del total de las cerezas que se producen en nuestro país solo el 20% se queda en el mercado interno, el resto se exporta. Sin embargo, cuando las plantaciones sufren el impacto de las lluvias o las altas temperaturas antes -o durante- la cosecha, las firmas redirigen la cereza hacia el mercado nacional o hacia mercados externos más cercanos, como suele ser el caso de otros países latinoamericanos. En esos casos, los mercados de la región y los locales se llevan entre el 40% y el 50% de las frutas y a diferencia de lo que se cree los precios en el mercado interno argentino para la cereza son muy beneficiosos.
“Por lo general los precios son altos con la fruta primicia hacia fines de octubre y principios de noviembre. Luego se estabilizan y tienen otro pico hacia las fiestas. Este año, también hubo un repunte al final de la temporada, porque la reducción de oferta en el sur argentino hizo que se revalorizara la fruta disponible”, explica Caminiti.
En el Mercado Central de Buenos Aires, por ejemplo, durante la temporada 2020/2021 una caja de cerezas de cinco quilos estuvo alrededor de los 2000 pesos y la fruta primicia incluso alcanzó picos de 3000. Actualmente, el precio de las primeras cerezas originarias de Mendoza se encuentra entre los 1400 pesos las cajas de dos kilos y 2900 pesos las cajas de cinco kilos. Hablamos entonces de entre 500 y 700 el kilo de fruta mayorista.
Recordemos que en esta época, principios de noviembre, la oferta está cubierta por las cerezas primicias y por lo tanto su valor es más alto. A medida que se acerca el mes de diciembre y se incorporan al calendario de cosecha más zonas productivas los precios disminuyen por el aumento de la oferta.
Para esta nueva temporada, las expectativas del sector productivo son buenas. A pesar de que algunas zonas, como son el Alto Valle y el Valle medio, en octubre sufrieron algunas heladas tardías y están bajo pronóstico de lluvias se estima que los volúmenes productivos serán buenos.
“Tenemos buenas expectativas en general, pero ante los pronósticos hay que ser cautos. En lo que respecta al volumen explotable, estimamos un crecimiento en torno al 15% respecto a las 6070 toneladas de la campaña anterior”, comentó el Gerente Ejecutivo de CAPCI. Aun así, advirtió que frente a las condiciones climáticas que se avecinan probablemente los mercados argentinos cuenten con menos oferta de cerezas.
Como dijimos al inicio, la producción de cerezas en Argentina representa un sector de la fruticultura con inmensas posibilidades de crecimiento. Pero para poder apuntalar este desarrollo primero es necesario trabajar sobre algunos aspectos. Entre ellos profundizar la participación en los mercados en los que Argentina ya se ganó un lugar, como es el caso de Medio oriente, Estados Unidos y el Sudeste Asiático, para luego poder posicionarse en nuevos destinos comerciales.