Política Sectorial
Cannabis medicinal y cáñamo industrial, ¿alternativas productivas?
|Argentina|
En febrero, el Congreso entrará en sesiones extraordinarias y uno de los proyectos a tratar es el de cannabis medicinal y cáñamo industrial, que ya cuenta con media sanción en el Senado. Su objetivo es establecer un marco regulatorio tanto para la producción con fines médicos como para su explotación industrial en rubros como el textil, el papel, los productos de higiene e incluso los alimentos.
En lo que respecta a su uso medicinal, la ley pretende generar un marco para inversiones públicas y privadas que complemente la legislación vigente (ley 27.350) que, actualmente, no implica incentivos en términos de desarrollo productivo.
También busca legalizar la actividad productiva y comercial del cáñamo industrial, una variedad específica con bajo contenido de THC que posee múltiples usos. En Argentina fue prohibida durante la última dictadura militar por tratarse de una variedad del cannabis y ser considerada, lisa y llanamente, una “droga”.
El principal punto del proyecto de ley tiene que ver con la creación de la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (Ariccame) encargada de entregar las licencias de producción para regular, administrar y fiscalizar toda la cadena productiva; así como otorgar y administrar autorizaciones para producción y comercialización con especial atención a pymes, cooperativas y economías regionales.
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Desde el gobierno creen que la actividad puede generar, hacia 2025, unos 10.000 nuevos puestos de trabajo. E incluso se animaron a hacer cuentas de su potencial comercial: estimaron unos 500 millones de dólares en ventas al mercado interno anuales y 50 millones de dólares de exportación anuales.
En los últimos años la producción y el desarrollo del cannabis está teniendo su pequeño boom. En el marco de una legislación nacional más permisiva, que busca incentivar la investigación en el área, aparecen experiencias como la de Pampa Hemp, la firma que realizó el primer cultivo legal de cannabis medicinal en el marco de un acuerdo público - privado con la Estación Experimental de INTA Pergamino.
Hace algunos días contábamos la experiencia de La Rioja, que este año producirá, a través de la empresa Agrogenética Riojana SAPEM, el segundo aceite de cannabis medicinal producido en Argentina. El equipo comercializará un aceite de cannabis de amplio espectro. Es decir, un producto de gran pureza que se extrae de las flores de cannabis a través de un proceso de evaporación y logra un alto nivel de CBD.
Chubut es otra provincia que tiene en cuenta al cannabis y al cáñamo como alternativa productiva. Actualmente el Congreso discute la creación de una Sociedad del Estado para producir cannabis con fines medicinales y terapéuticos. La idea es lograr, en el mediano o largo plazo, la industrialización en grandes volúmenes para reducir costos y garantizar el acceso.
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En ese marco, cabe destacar la lucha de la madrynense Berta Thacheck, cuya historia cronicábamos semanas atrás. Berta ganó un amparo a nivel federal para cultivar sus propias plantas de cannabis (su hija consume el aceite para tratar una Encefalopatía Crónica No Evolutiva) y sentó un precedente importante en la provincia y en su ciudad: a fines de 2021 la Asociación que preside cerró un acuerdo con el ministro de Seguridad para producir cannabis a escala en el predio de la Policía Montada local.
Experiencias similares, de vinculación público - privada, también existen en Jujuy y San Juan. Prejuicios de lado, el cannabis llegó para quedarse y tiene un largo camino por recorrer.