Producción
Región Alimentaria del Gran Córdoba: hablemos con datos
Luego de un gran trabajo colaborativo impulsado desde el Observatorio de la Agricultura Urbana, Periurbana y de la Agroecología (O-AUPA) y sus redes de cooperación, se publicó el trabajo de caracterización y mapeo de la producción frutihortícola la Región Alimentaria de Córdoba 2018-2020 con muchos datos certeros para entender de qué hablamos al referinos del cinturón horticola de la provincia, o de lo que queda de él. "El foco de la investigación está puesto en poner en evidencia la importancia de la Región Alimentaria del “Gran Córdoba” (RAC) como proveedor de servicios ecosistémicos fundamentalmente de provisión" dice en su presentación.
La superficie hortícola de la provincia de Córdoba se redujo un 33,5 % entre 2002 y 2018 según lo indican los reportes censales. Los últimos trabajos de teledetección (retomados en esta misma publicación) confirmaron una pérdida del 74 % de la superficie entre 1988 y 2019. Con la misma metodología, los técnicos estiman a su vez una reducción del 47% para el período de 2004 a 2019. A la desaparición de unidades productivas se suma la profundización de la tendencia de deslocalización de las explotaciones desde el periurbano cercano a la capital hacia nuevos territorios alejados del anillo capitalino en busca de suelo fértil y agua.
En un gran trabajo de relevemiento en territorio el grupo de investigación logra ahora con esta publicación sistematizar y poner a disposición información de alta calidad ( tanto por el nivel de la muestra como por la veracidad de los datos) respectiva disponible sobre las explotaciones agropecuarias de producción de frutas y hortalizas para comercialización local, ubicadas en el área metropolitana de Córdoba. Esto implica tanto a las producciones ubicadas en la Capital, como en los municipios de Colonia Caroya, Río Primero, Río Segundo y Pilar. Los datos están geolocalizados y espacializados, aportando un plus al trabajo en territorio con el uso de la tecnología satelital para dar un panorama cierto de la realidad actual.
En total fueron relevadas 312 unidades productivas y 460 lotes/quintas. Para entender el trabajo es importante señalar que fueron registradas 260 “quintas hortícolas diversificadas” (hortícola A), lo cual implicó un significativo barrido de las explotaciones para los investigadores con la excepción manifiesta de la localidad de Colonia Tirolesa donde "existieron dificultades geográficas y económicas de acceso a campo". Para el caso de las “unidades productivas paperas” (consideradas como hortícola B) se realizó una muestra significativa de 42 casos localizados en la zona sur del departamento capital. Por su parte, en lo que respecta a las “quintas frutícolas” fueron relevados 35 casos de Colonia Caroya y alrededores.
Del total de 312 unidades productivas solo el 6% de las unidades productivas supera las 100 hectareas mientras que más del 60% se encuentra en la franja de 1 a 10 hectareas. Tres de cada cuatro de las unidades productivas son de lote y/o quinta única y están mayoritariamente explotadas bajo la modalidad de arriendo (44%). El 39 % son tierras heredadas o en situación de propiedad familiar indivisa y un 14 % han sido compradas recientemente. Distinta es la situación si se mira el caso de la producción papera: el 67 % de los lotes son propiedad de las familias productoras y la modalidad más común de acceso a la tierra fue la herencia de la propiedad familiar. Asimismo, el 32 % de los lotes están arrendados.
Si se hace foco en las quintas horticolas diversificadas ( casi 2000 hectareas del total) se informa que las variedades más cultivadas fueron acelga (87,5 %), lechuga (85,9 %), zapallito (82,1 %), espinaca (80,54 %), remolacha (79,7 %) y rúcula (78,9 %). Mientras que las unidades que se dedican a la producción de papa, aternan también con zanahoria o batata en un 12% mientras que el resto hace rotaciones de papa/soja/trigo/maíz o papa/soja/trigo.
Otra de las certezas que arroja el relevamiento es que las unidades productivas se encuentran administradas mayoritariamente por varones (91 %) de edad adulta, en torno a los 46,52 años promedio, en su mayoría nacidos en Argentina (69 %). De igual manera, y tal como se observa en todo el país, existe una presencia significativa de productores de origen boliviano, representando el 30 % del total relevado para las quintas horticolas mientras que para las paperas la situación cambia levemente: el promedio de edad baja a 37/38 años y todos de nacionalidad argentina.
Recordemos que de las unidades productivas relevadas, el 13% fueron producciones paperas, mientras que el 70 % de horticultura liviana. No es menor la confirmación de que la región agroalimentaria de Córdoba ha perdido su capacidad de proveer frutas de mesa a escala de la demanda local, quedando menos de 300 hectáreas dedicadas de forma casi exclusiva a la producción de vid para la industria del vino (69 % de las explotaciones) y de durazno (61 %) relevado principalmente en el municipio de Colonia Caroya.
En lo que respecta a la comercialización, de acuerdo al trabajo realizado, el 76% de las unidades productivas tienen puestos en los mercados mayoristas de la región metropolitana (Abasto de Córdoba y San Miguel de Malagueño) mientras que el resto opta por vender su mercadería a intermediarios mayoristas y/o minoristas o realiza ventas de alguna forma directa desde la quinta o con algún sistema de reparto o entrega.
Aproduco, la entidad más representativa
En lo que refiere a la participación en organizaciones sociales, sindicales y patronales de representación sectorial, el estudio arroja que alrededor de la mitad de los y las productores no se encuentra bajo ningún nivel de esquema organizativo. Del 38,5 % de quienes sí participaron de alguna organización, el 22,4% lo hicieron en la Asociación de Productores Hortícolas de Córdoba (APRODUCO) y el 14,2 % Federación Agraria. Por otro lado, el 15 % participa o partició de otras organizaciones, entre las que se encuentran la Cámara de la Papa, la Federación de Organizaciones Nucleadas de la Agricultura Familiar (FONAF), el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y la Unión
de Trabajadores Rurales (UTR).
En cuanto al asesoramiento técnico recibido la muestra indica que el 70,24% manifiesta haber recibido algún tipo de asesoramiento, en su mayoría, con o desde la Asociación de Productores hortícolas de Córdoba (32,15 %) o directo con las empresas agroquímicas (25,08 %). Luego aparece la contratación de técnicos particulares (15%), y el INTA con el 8%. Muy por detrás aparecen algunas universidades, el SENASA o el Ministerio de agricultura de la provincia.
Acceso a la tierra: solo un 14% es propietario
El relevamiento confirma un punto que ya se sabía es crítico: la falta de acceso a la tierra. El 44 % del total de la RAC se encuentra en modalidad de arriendo. Incluso si se focaliza en las quintas hortícolas diversificadas, el arriendo sube al 56 %, con una extensión promedio de 9 hectáreas, aunque en el 40 % de los casos es de menos de 5 hectáreas. Las/os horticultoras/es que compraron su tierra se reduce a un 14 % del total, lo que muestra la dificultad en el acceso a este medio de producción. Las mujeres son titulares de menos del 8 % de las explotaciones, relevándose un único caso de una mujer productora al frente de una explotación papera. Por el contrario, en el caso de las quintas hortícolas diversificadas ellas representan el 30 % de la mano de obra total de las explotaciones y en relación a la mano de obra doméstica no remunerada se computa el 45 %, sumando en este caso tanto a los hogares de productores como de medieros. En lo que respecta a la mano de obra, las explotaciones fruti-hortícolas se sostienen principalmente por formas laborales informales, precarias y sin remuneración. En torno al 54 % de los trabajadoras son familiares no remunerados. "Esto se explica porque el trabajo familiar, muchas veces en forma de auto explotación, es una estrategia que permite reducir el costo de la producción y sostener la supervivencia de la actividad y de la familia" dice la publicación. El 42 % de las quintas hortícolas diversificadas utiliza mano de obra de medieras/os, con una media de 2,2 trabajadoras/es por explotación.
Casi la totalidad de las explotaciones (92 %) utiliza de modo regular insumos químicos, pero el 40 % no cumple con la implementación del uso de receta fitosanitaria, tal como lo dispone la Ley Provincial Nº 9164 de productos químicos o biológicos de uso agropecuario de Córdoba.