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Comercialización

Mercados bonaerenses buscan reducir (y aprovechar) desperdicios en frutas y verduras

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|Buenos Aires|

Seis mercados de la provincia de Buenos Aires avanzan en estrategias para reducir el desperdicio de alimentos en la comercialización mayorista. Los trabajos comenzaron luego de una consultoría de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), centrada en economía circular y sostenibilidad en los canales tradicionales de venta de frutas y verduras.

Dicha consultoría tuvo como objetivo establecer alianzas público - privadas para modernizar a las entidades y a los actores de la cadena que se especializan en la venta y distribución de alimentos frescos. La misma se desarrolló junto al Ministerio de Desarrollo Agrario de Buenos Aires y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.

“Hubo una primera consultoría en los mercados de Berazategui y en el mercado de Morón, en 2020. Salieron muy bien. Dispararon una serie de acciones y proyectos. A partir de ahí se lanzó una segunda convocatoria de consultoría con otros seis mercados. Todos de distinta escala y trayectoria; algunos más históricos, otros más jóvenes. Por un lado, la idea es mejorar la gobernanza y el funcionamiento interno. Y por otro lado, mejorar la reducción de pérdidas y el desperdicio de alimentos”, dijo a InterNos Javier Cernadas, jefe de Gabinete de la Subsecretaría de Desarrollo Agrario.

Los seis mercados que ingresaron en la segunda consultoría son la Cooperativa 2 de Septiembre, de Pilar; el Mercado Copacabana de Luján; el Mercado de Norchichas de Moreno, el Mercado Central de Ezeiza, el Mercado Juana Azurduy, de General Rodríguez y el Mercado Central de Buenos Aires.

Con un abordaje integral para mejorar la distribución y comercialización de estos alimentos, en la consultoría se identificaron cuellos de botella en procesos internos de gestión. “Es un costo para los mercados el tratamiento de residuos. Pero además, mucho de eso que se tira hoy se puede reutilizar y contribuir al concepto de economía circular”, explicó Cernadas. 

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“Muchos productos no se pueden comercializar por sus condiciones organolépticas, pero se los puede procesar o agregar valor para aprovechar sus beneficios nutricionales y alimentarios. Para eso, el primer paso es que no vaya todo a un contenedor, sino empezar a segmentar y clasificar. Luego cada mercado avanza en estrategias particulares: algunos realizan compostaje, otros han optado la creación de un biodigestor, como el Mercado de Escobar, para generar energía que abastezca al propio mercado. Todas estas estrategias se vienen realizando en el marco de la Mesa Provincial de Mercados”, agregó Cernadas.

“El Mercado de Pilar es más bien chico e incluye a un gran número de productores de agricultura familiar y cooperativistas. Por eso queremos que funcione como un polo de capacitaciones, tanto en la gestión de desperdicios como en la implementación de buenas prácticas, para lo cual es fundamental el apoyo del INTA, del SENASA y de la Secretaría de Agricultura Familiar (SAFCI)”, expuso Milagros Olleac, Agente de proyectos INTA en Luján.

“Desde el año pasado el Mercado Central creó el Programa de Reducción de Pérdidas y Desperdicios y Valorización de Residuos. Lo vamos aplicando sobre la marcha, pensando y repensando nuestros procedimientos internos. Es el primer programa de este tipo en los 38 años de historia del MCBA. Queremos ser una hoja de ruta para aquellos mercados más pequeños en esta experiencia tan grande”, reflexionó, por su parte, Marisol Troya, gerenta de Calidad y Transparencia del Mercado Central de Buenos Aires (MCBA).

Como ya se mencionó, el trabajo es articulado entre los mayoristas frutihortícolas -en su mayoría de gestión privada- junto a organismos provinciales, nacionales y municipales. Se definen planes de acción en función de las necesidades particulares y luego se avanza en financiamientos para gestionarlos, que pueden provenir de fuentes diversas. El biodigestor en Escobar, por ejemplo, fue financiado por el Ministerio de Ambiente de la Nación debido a las características del proyecto.

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A veces la demanda la genera el sector privado, otras veces el impulso viene desde el propio sector público. Nosotros, desde el Ministerio, estamos con líneas específicas para salas de elaboración, para el agregado de valor. Son líneas que no están cerradas a un sector particular, pero los mercados pueden solicitarlas y aprovecharlas en su contexto”, expresó Cernadas.

João Intini, oficial de políticas de Sistemas Alimentarios de FAO para América Latina y el Caribe, dijo durante la presentación de los resultados de la consultoría que "solo 10 países de América Latina y el Caribe son los que tienen mesas de trabajo sobre la temática de mercados" y que estas alianzas "no pueden detenerse, deben seguir buscando financiamiento, inclusión y desarrollo”. 

Intini agregó que FAO empezó a mirar a los mercados con atención en el marco de la pandemia por COVID-19, donde los mayoristas frutihortícolas ocuparon un rol fundamental en el abastecimiento. En ese marco, afianzaron su vínculo con la Federación Latinoamericana de Mercados de Abastecimiento (FLAMA) y avanzaron en una agenda de trabajo para “monitorear la modernización de los mercados mayoristas”. Algo de todo esto contamos en esta nota titulada Los desafíos de los mercados frutihortícolas después de la pandemia

FAO identificó que existe -a nivel público y privado- cierto desconocimiento respecto a cómo funcionan, qué rol cumplen y cuán necesarios son realmente, de cara al futuro, los mercados mayoristas. Ese desconocimiento dificulta la llegada de inversionistas que potencien dichas estructuras. La mayoría de los proyectos resultaban “demasiado complejos” y los procesos de inversión “poco claros”. Esa es la mentalidad que busca cambiarse con agendas de trabajo como las mencionada hasta acá.

“Para que haya inversión se tiene que entender qué es una central de abastecimiento, cuál es su metodología, así como también qué significa modernizarla. Son pautas fundamentales”, dijo a InterNos Eugenia Carrara, secretaria de la Unión Mundial de Mercados, meses atrás.

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“Mientras en algunos sectores se piensa que la actividad tiene fecha de vencimiento en cuanto al rol de los mercados, nosotros creemos que no. Que tiene un potencial enorme. Sí tenemos que incorporar tecnología, nuevas tendencias, mejorar estructuras y garantizar bioseguridad en un mundo post-pandemia”, agregó, por su parte, Raúl Giboudot, secretario general de FLAMA.

Fotos:

  • Mercado Central de Buenos Aires
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