Producción
“Hoy el feminismo está en las calles, pero en el campo están solas”
*Por publicada originalmente en Agrofy News
El #8M es un día de lucha y reflexión, que inicia un diálogo que debe ocupar los otros 364 días. Hablar de “feminismo” es un paraguas, que permite agrupar a diferentes ámbitos, y en esa línea debe atender a todas las particularidades y complejidades. De eso se trata la propuesta de Mujeres Rurales Argentinas, que buscan construir un “feminismo rural”, que no se separa, sino que observa, atiende y comprende las realidades de miles de mujeres del medio rural.
Gisela Patrocinio trabaja en la CEPT 29 de Payro como docente y promotora comunitaria y es referente técnica del grupo de mujeres rurales, hace casi 7 años . Las CEPT son escuelas secundarias rurales de alternancia, son públicas y exclusivas para jóvenes de la comunidad rural. “Los chicos se reciben con título de técnica o técnico agropecuario, lo mismo que en una escuela agraria tradicional. La particularidad es la modalidad de la alternancia. Los chicos están una semana en la escuela y 15 días en la casa, y mientras están ahí, una dupla pedagógica de docentes vamos hasta los campos”, comienza contando Gisela en entrevista con Agrofy News.
Gisela es parte de un proyecto en el cual trabajan con más de 300 mujeres de 5 distritos (Magdalena, Punta Indio, Chascomús, Castelli y Lezama) con distintas líneas de trabajo, y el año pasado fueron reconocidas en la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires por su acción territorial. “Trabajamos en una línea de promoción de derechos de las mujeres. Organizamos charlas, talleres, capacitaciones, después tenemos una línea de emprendedoras donde abordamos el empoderamiento de las mujeres rurales a partir de los proyectos productivos”, continuó diciendo.
Visibilizar
“Es imposible pensar una autonomía sin pensar en la independencia económica”, cuenta Gisela y explica la realidad que viven las mujeres en la zona. “En estos distritos donde trabajamos la mayoría son peones rurales, no son productores o dueños de tierras, entonces se contrata al hombre y la mujer trabaja invisibilizada en cuanto a salario y a reconocimiento, entonces ninguna tiene ingresos”.
En 2019 realizaron un relevamiento territorial y pudieron observar que de 253 mujeres, solo 6 tenían un trabajo en blanco: “Durante 2017 y 2018 hicimos un curso de manejo para mujeres rurales. El curso implicaba ir a cada campo, buscarlas, ir hasta un pueblo, enseñarles a manejar en nuestro auto particular y luego hacer todos los trámites para sacar el carnet de conducir, y juntar el dinero para pagarlo, 3 mil pesos. Para una persona que no percibe ingresos es imposible esa suma y pedirle a su marido esa plata para moverse sola, es un tema”, cuenta la trabajadora social.
Feminismo rural: un espacio de contención
Comparando la realidad de la ciudad y el medio rural, Gisela cuenta que si bien en ambos existe el machismo, en el campo hay otras complejidades que atender. “Por ejemplo, el sentido de pertenencia del vehículo familiar es la limitante para la participación, el acceso a la salud, al trabajo fuera de casa, y la educación. Cuando pensamos en toda la estructura que nos rodea como mujeres rurales es empezar a desandar, con pasos chicos y firmes para luego empezar a construir ese feminismo rural que es en lo que andamos ahora con 6 años de recorrido en el territorio y con reconocimiento de las compañeras".
Gisela sostiene que la idea es crear un nuevo espacio que las contenga a todas: “El campo tiene algunas mujeres que están a favor de la IVE y otras no, tiene un gran componente religioso, tiene algunos índices de analfabetismo, con lo cual a veces teorizar demasiado se vuelve a transformar en otra barrera y otra limitante”, detalla. La idea que se presenta es “crear un feminismo en donde las mujeres rurales tengamos un espacio de contención y de escucha, sobre todo por lo que implica el medio rural”
“Hay productoras, pequeñas chacareras, tejedoras, peonas rurales, agriculturas familiares, es tan diverso que sentimos que el resto de los feminismos no nos contienen y que tenemos la necesidad de crear un feminismo nuevo que cumpla la función de igualarnos, sacándonos los prejuicios, el lugar de incomodidad que muchas veces hasta nosotras mismas en nuestras prácticas cotidianas”.
Aisladas, sin conexión
Respecto a qué las diferencia de las mujeres que viven en pueblos o urbes, Gisela resalta el rol específico de las mujeres: “Si bien el feminismo argentino ha avanzado mucho en la toma de decisiones, en el campo vivimos un proceso más lento”.
“Si vos vivís en la ciudad y la marcha te pasa por la cara, no tenés forma de esquivarla, te choca. Ves banderas, cantos, hoy el feminismo está en las calles, pero en el campo están solas. Todavía tienen un montón de aislamiento, no solo por el estado de los caminos, sino por la conectividad. Muchas compañeras ni siquiera tienen Whatsapp o celular para una llamada”, explicó la docente. Esto no implica, tal como cuenta, una separación con el colectivo de mujeres general, sino una mirada más estrecha.
Si bien el abordaje de las violencias se propone en el feminismo de manera integral, ellas proponen construir estas políticas públicas para el medio rural: “Un botón antipánico en el campo no nos resuelve nada porque no hay señal. Si tengo que llamar al 911 tengo que explicarle cómo llegar al campo. Las medidas de exclusión no sirven porque como el peón rural es el trabajador en blanco, si deja la casa a veces el mismo patrón denuncia que hizo abandono de hogar y queda toda la familia sin ingreso”.
“Necesitamos políticas específicas que atiendan las particularidades del medio rural. Esas políticas no pueden pensarse desde el escritorio sino desde el territorio”
Espacio de creación
En ese marco de trabajo y militancia es que el colectivo de Mujeres Rurales Argentinas conoce a Gisela y la invitan a participar de ese espacio de creación.
El 13 de marzo a las 18 horas se llevará a cabo el primer encuentro de reflexión que tendrá como tema la construcción del feminismo rural.
¿Ya te inscribiste? 💪✅
El sábado 13/03 nos encontramos para seguir construyendo feminismo rural 👩🌾
Anótate en el link de acá abajo y formá parte vía Zoom👇#SomosMRA #MujeresRurales #FeminismoRural https://t.co/8dvITGLHpd
— Mujeres Rurales Argentinas (@_MujeresRurales) March 6, 2021
“Formamos un área de género y me toca estar en ese espacio junto a Érica Guzmán quien es una compañera extensionista del INTA. La jornada invita a reflexionar sobre la triple o cuádruple jornada de la mujer rural. Las tareas de cuidado doméstico no reconocidas en remuneración, además de tener que manejar en el medio del barro muchos kilómetros, no tener señal para consultar sobre tareas escolares de los niños o cuestiones de salud".
“También tiene trabajo de granja, otra actividad que no está visibilizada, las carneadas, pollos, chanchos, cortar leña para el fuego, el agregado de valor a productos de la agricultura familiar, dulces, quesos, licores, panificados. Todas esas actividades son parte de las mujeres rurales, en el pueblo no pasa. Sumado a eso es el rol comunitario, organizar ferias, participar de la cooperativa, eso también es trabajo”.
“No hay licencias por maternidad cuando hay que ir al tambo para el consumo familiar, no hay vacaciones pagas ni obra social. Una mujer sola, independiente en el pueblo tiene algunas posibilidades pero en el campo no”, continuó.
Por último, Gisela contó que para ellas es un desafío ocupar estos espacios de construcción. "Ninguna tiene la respuesta de qué es el feminismo rural, tiene que ser una creación colectiva. Todas se tienen que ir animando a tomar la palabra y problematizar la situación. El feminismo no es un enfrentamiento con el hombre. Ojalá tengamos el coraje y el compromiso para generar políticas públicas para tener un campo más igualitario" Para participar de la charla escribir a: mujeresruralesar@gmail.com.