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Comercialización

Palta: mucho potencial, escasa inversión

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Foto: Guayal S.A

|Argentina|

La palta en los últimos años se volvió un alimento estrella en todo el mundo y también logró cautivar los paladares nacionales. La preferencia por esta fruta no solo tiene que ver con su delicioso sabor sino que además cuenta con una gran cantidad de propiedades que benefician al organismo, lo que la convierte incluso en un uno de los alimentos más recomendados por los médicos. Aporta minerales y vitaminas. Es rica en magnesio, contiene 60 veces más potasio que la banana, aporta calcio y ayuda a metabolizar los lípidos.

A pesar de todas esas propiedades y de que el fanatismo por este alimento crece a pasos agigantados, su consumo en Argentina continúa siendo relativamente bajo si se lo compara con otras naciones. Actualmente, se consumen unas 20.000 toneladas por año, lo que representa aproximadamente 0.45 kilos por argentino. Mientras que en Chile y en Perú, se consumen entre 2.5 y 3 kilos por persona por año.

"En enero de este año el consumo, por ejemplo, en Estados Unidos creció un 20%. Lo mismo sucede en Europa y en Asia. El mundo demanda cada vez más palta y eso se debe principalmente a los cambios en los hábitos de alimentación. Las personas quieren comer mejor, ahora se valora mucho más la calidad de los alimentos y los beneficios que estos tienen para la salud. La palta cumple con dos condiciones fundamentales: tiene grandes virtudes y encima es rica", explicó a InterNos Horacio Frías, representante de la empresa Guayal S.A.

Según datos de INTA, la variedad que más se cultiva y consume a nivel mundial es la palta Hass. En nuestro país este tipo de fruta representa el 80% de los ingresos en el Mercado Central de Buenos Aires (MCBA). Es un producto de excelente calidad, con pulpa firme, de color verde intenso, no tiene fibras y su contenido de aceite varía entre el 18 y el 23 %. Esto último, compone el 70% del fruto. El 20% restante de las variedades que se comercializan y consumen en Argentina están representadas por las variedades Torres y Lula.

La producción de este alimento, también es una variable que crece a pesar de enfrentar algunos obstáculos. En nuestro país se cultivan y cosechan paltas principalmente en el noreste. Tucumán es la provincia que encabeza la lista por volumen de producción. Según Alimentos Argentinos, en el año 2009 dicha provincia fue la encargada de producir aproximadamente 12.000 toneladas de fruta. Además, aumentó en el último tiempo su superficie implantada un 448% y empezó a tener incidencia en el mercado tanto interno como externo.

Las cosechas en dicha provincia comienzan en los meses de abril/mayo y la oferta en los mercados nacionales permanece hasta el mes de septiembre aproximadamente. En esa época, la palta argentina compite directamente con las que se importan de países como Perú y Colombia. Durante el mismo período cosechan, en volúmenes más pequeños, Salta, Jujuy y Misiones. 

A partir de septiembre los mercados se cubren de productos importados principalmente de Chile y México. Una consulta realizada por Topinfo el año pasado detalló que durante el periodo 2015-2017 Argentina recibió la mayor cantidad de paltas desde el extranjero: aproximadamente un total de 19.000 toneladas. En el 2018 hubo una caída y se importaron 14.300 toneladas, pero en 2019 los volúmenes volvieron a repuntar acercándose a las cifras de 2017. Durante el 2020, entre enero y agosto, se importaron 9.900 toneladas. Esto representa un 7% menos que en la misma época de 2019.

Durante el periodo que va del 2015 al 2019, los ingresos anuales de palta en el MCBA ascendieron promediando las 5.900 toneladas. El principal origen nacional fue Tucumán, que representó entre el 7% y el 25% de la oferta, y se dio a partir del mes de marzo alcanzando su máximo en julio. Entre los ingresos que provinieron del exterior, se destacó Chile que cubrió entre el 59% y 85% de la oferta durante el periodo estival. Al país trasandino le siguieron otros con menor incidencia como México, Brasil, Perú, España y Colombia. Durante el periodo mencionado, el precio de la palta tucumana osciló entre los 10 y los 26 dólares cada 6 kilos, promediando los 16,9 dólares. Por su parte, las paltas chilenas estuvieron entre los 24 y 65 dólares cada 10 kg, promediando 40,9 dólares.

En el 2020, hasta fines de julio, ingresaron al MCBA 3.900 toneladas de palta. La mitad fue de origen chileno, un 17% correspondió a Tucumán y el porcentaje restante a Brasil. En cuanto a los valores de este año, hasta fines de septiembre los precios para las paltas chilenas variaron entre los 29 y 43 dólares cada 10 kg.

Si hablamos de valores, la palta no suele ser uno de los productos más económicos. Esto se debe principalmente a los volúmenes productivos, a los costos de la actividad y a que mucha de la oferta es importada. Actualmente en el MCBA el valor de la palta Hass nacional, proveniente de Jujuy y Tucumán, se encuentra entre los $1700 y $2400 los 10 kilos. Mientras que las paltas importadas de Perú y Basil cuestan aproximadamente $3500 los 10 y 11 kilos. En el caso del Mercado de Abasto de Córdoba, la palta nacional ronda los $2500 en envases de 10 kilos. Un valor similar al de las frutas brasileras y peruanas que, en sus variedades comerciales,se encuentran entre los $3000 y $3500 respectivamente. Como siempre aclaramos, los precios de los productos varían según su calidad, comercial o elegida.

Un sector con poco incentivo nacional

Una de las principales problemáticas que enfrenta este sector productivo tiene que ver con que las plantaciones comienzan a dar frutos, que pueden ser comercializados, aproximadamente a los 5 años. Esto quiere decir, que el tiempo que deben esperar los productores desde que se hace la primera inversión hasta que ven las ganancias es extenso. A esto se le suma que las cantidades de frutos que se cosechan por hectárea son  relativamente bajas si se lo compara con otros frutales como las naranjas. Esta es una de las características que condiciona su valor y lo vuelve un producto caro.

"Al tener precios más altos, la palta es un producto atractivo para el robo. Por lo tanto, los productores tenemos que invertir en vigilancia para los campos. Un costo que muchos productores pequeños no pueden enfrentar y como consecuencia, deciden abandonar la actividad. Otras dificultades que se suman son los impuestos que pagamos, las retenciones a las exportaciones y la mano de obra para cosechar y empacar", detalló Frias.

El representante de Guayal explicó que el consumo en Argentina se incrementa más por la importación que por la propia producción nacional y que esto se debe a los escasez de políticas públicas que apoyen a los productores o incentiven la inversión en el país. Frías explicó que en otros países del mundo los productores pueden recurrir a créditos para comenzar las campañas y los costos de capital se amortizan una vez que se empieza a cosechar la producción. Este es el caso de Perú.

A estas variables coyunturales hay que sumarle las condiciones climáticas y de suelo que demanda la producción de palta. Es una fruta que necesita suelos profundos y permeables, una humedad ambiental determinada, no soporta grandes y prolongadas heladas, y los vientos calientes durante la floración puede generar pérdidas en los rendimientos. Cuando alguno de esos factores no se produce naturalmente, los palteros deben invertir en tecnología para poder generarlas lo que también se asume como un costo.

En cuanto a las exportaciones, podemos decir que nuestro país tiene hoy una participación limitada en el mercado internacional. Guayal, por ejemplo, exporta solo el 25% de lo que produce. Hasta el año 2002 a esta actividad la llevaban adelante principalmente las grandes empresas, pero a medida que la producción se fue haciendo más fuerte los pequeños y medianos productores fueron ganando terreno. De hecho, en Tucumán se consolidaron varias firmas exportadoras en manos de Pymes que en su mayoría no sobrepasan las 1200 hectáreas implantadas en total.

Entre 2015 y 2019, según el INDEC, se comercializaron un máximo de 382 toneladas en 2018 y un mínimo de 13 toneladas en 2017. En ese periodo el valor de exportación promedió los 31.5 millones de dólares y el precio por tonelada fue de 2.324 dólares FOB. El máximo se registró en 2015 y el mínimo en 2019 que alcanzó los 35 millones de dólares. En 2020 las exportaciones aumentaron. En agosto se registró un total de 209 toneladas y los principales destinos fueron Chile, Paguay y Uruguay. En este mismo lapso de tiempo, el precio promedio que alcanzó la palta fue de 1.184 dólares por tonelada.

Los palteros argentinos sostienen que la palta tiene grandes posibilidades de crecer en nuestro país y de consolidarse en los mercados extranjeros. Principalmente, por las excelentes condiciones climáticas con las que cuenta Argentina. Sin embargo, la inestabilidad económica hace que muchos productores se limiten a incursionar en este tipo de cultivos y pierdan competitividad en el mundo.

"Los países crecen en función de la reinversión. Eso trae aumento de la producción,  de la productividad y más puestos de trabajo. Hagamos un análisis rápido ¿Por qué crece China más que Estados Unidos? Porque en China se reinvierte casi el 60% de las ganancias y en Estos Unidos solo el 15%. Acá pasa algo similar, no podés invertir porque el Estado se lleva una parte importante. Eso es lo que demora el crecimiento. A principios del 2000 la palta argentina parecía que se iba a comer el mundo y cuatro años después la producción se estancó. Fundamentalmente por la presión fiscal", concluyó para este medio Horacio Frías.

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