Producción
Chauchas: ¿Las legumbres de Evita?
|Argentina|
Se dice que la mandarina es una fruta peronista, pero ¿podría decirse que las chauchas también? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Sin embargo, la historia nos demuestra que estas legumbres tienen una estrecha relación con ese movimiento político.
Aunque no tienen la misma popularidad que el cítrico dulce, hoy las chauchas empiezan a tomar protagonismo en las dietas argentinas a partir del incremento de las dietas vegetarianas y veganas. Sucede que junto con las lentejas, los garbanzos y las arvejas , las chauchas empezaron a reemplazar la carne y esto es posible gracias al aporte que hacen de proteínas, hidratos de carbono, lípidos, fibra, minerales y vitaminas.
Las chauchas para consumo en fresco se producen en la mayoría de los cinturones verdes de Argentina: Salta, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y Buenos Aires, entre otros. Es un cultivo que se considera secundario, ya que ningún productor se dedicar exclusicamente a cultivar chauchas. Es de ciclo corto: se siembra en septiembre-octubre y se cosecha como máximo a los cien días. Esto implica una ventaja para los agricultores, ya que garantiza rápidos retornos económicos. No obstante, si lo que se quiere es recolectar las semillas secas de las chauchas para sembrar la próxima temporada, el periodo de cosecha puede extenderse unos meses más.
Su recolección implica un trabajo artesanal y lento, ya que se seleccionan una por una y con mucho cuidado, porque son un producto sensible. Además son muy perecederas y esto explica que cada zona productiva se dedique a abastecer a los mercados de cercanía.
Aunque son productos simples y que incluso puede cultivarse en las huertas hogareñas sin inconvenientes, las chauchas tienen algunas particularidades que deben ser tenidas en cuenta a la hora de su producción. En primer lugar, son muy sensibles al frío: no se desarrollan cuando la temperatura es menor a 10°C. Esto implica que durante los meses primaverales, deben cultivarse una vez que haya pasado el riesgo de heladas tardías.
En provincias como Salta, donde las temperaturas son más cálidas, las chauchas son un cultivo de gran importancia y la calidad del producto mejoró con el tiempo gracias a la incorporación de nuevas tecnologías.
En segundo lugar, las plantas de chauchas son frágiles a los vientos fuertes. Quiere decir que los productores deberán invertir en materiales que las protejan para evitar pérdidas de producción. En cuanto a los suelos, las chauchas los requieren sueltos y con buen drenaje. Son plantas que necesitan abundante agua, pero al regarlas se debe evitar el encharcamiento o el exceso de humedad en la tierra porque puede producir hongos y bacterias.
Si nos centramos en las variedades es importante decir que con los años el abanico de opciones se fue ampliando. Existe una enorme oferta de chauchas que se distinguen entre si por la forma, el color y el sabor. Tradicionalmente las chauchas sudamericanas eran vainas planas y verdes a las que había que sacarle un hilo que las “cosía” para comerlas, eso las volvía un alimento poco práctico.
Pero con el mejoramiento genético y la modificación de las semillas, en el mercado aparecieron nuevas variedades más simples de incorporar a la alimentación diaria. Allí fue que aparecieron las vainas finas y verdes que hoy conocemos.
Hoy entre las más conocidas comercialmente encontramos a las chauchas Balina que son planas; Rolliza verde o amarilla, son redondas y más finitas; las Mangetout, una variedad pequeña muy tierna; y las llamadas chaucha metro, una variedad muy larga de origen asiático que se cultiva en algunas regiones, por ejemplo, del norte argentino.
Un dato curioso es que la variedad más popular en España se conoce como Judía (chaucha) Perona, nombre que tiene relación directa con la historia argentina. Luego de la Segunda Guerra Mundial, y mientras Europa atravesaba una de sus peores hambrunas, el gobierno argentino -encabezado por Juan Domingo Perón y con una fuerte participación de Evita en las políticas de asistencia social- enviaba chauchas y otros alimentos para colaborar con los ciudadanos. En 1947 la propia Evita se tomó un avión a España para acompañar los cargamentos de alimentos que se mandaban y como resultado, hasta el día de hoy las chauchas o judías llevan su nombre como homenaje.
Como ya señalamos, la estacionalidad de las chauchas se ubica principalmente durante los meses de primavera y verano. En ese periodo, los precios del producto son menores debido a la mayor cantidad de oferta en los mercados. Actualmente, en temporada, el kilo de chauchas en el Mercado Central de Buenos Aires va desde los 60 pesos a los 90 y se comercializan en bolsas de 10 a 15 kilos o cajones de 5 a 7 kilos.
Sin embargo, al igual que la mayoría de los productores frutihortícolas están condicionadas por las variaciones climáticas que pueden darse en las zonas productivas. Esto fue lo que sucedió en septiembre de 2020 cuando el valor de la chaucha en los mayoristas salteños aumentó considerablemente, volviéndose nota de todos los medios. Lo que sucedió fue que los cinturones verdes de Salta se vieron afectados por una helada tardía en el mes de agosto, que generaron pérdidas de vainas e hicieron que, como consecuencia, la oferta empezara a ser cubierta por otras regiones, a un costo mayor.
Además, un dato no menor fue la pandemia. Durante el 2020 un gran porcentaje de las economías regionales sufrieron la falta de mano de obra a causa de las restricciones sanitarias. En Salta, la mayoría de los cosecheros de chauchas eran oriundos de Bolivia y por el cierre de las fronteras no pudieron viajar a los campos. Esa situación y el valor de la semilla provocó una disminución en la zona implantada que redujo la oferta en los mercados provinciales.