Política Sectorial
El Gobierno nacional acordó crear un fideicomiso para el trigo
|Argentina|
Las fuertes subas en los precios de las materias primas que ocasionó el enfrentamiento bélico entre Rusia y Ucrania despertaron la preocupación en el Gobierno.
El precio internacional del trigo registró fuertes subas en los últimos días, alcanzando su valor máximo en 14 años. En marzo subió un 5,66%, dejando la tonelada en US$ 388.
En un contexto de alta inflación, el ejecutivo intentará mitigar la repercusión de las variaciones en el precio internacional dentro del mercado interno. Para eso oficializó, junto a la Secretaría de Comercio Interior, la creación de un fideicomiso para el trigo. El acuerdo busca destinar 800.000 toneladas del grano al mercado doméstico.
Desde la Secretaría de Comercio Interior consideraron que la medida “busca proteger el mercado interno y el requerimiento de la industria de contar con una herramienta que permita generar certidumbre y eliminar la volatilidad de los precios de la harina y el trigo”.
El acuerdo tendrá vigencia hasta el 31 de enero del 2024, y los productos incluidos formarán parte del programa +Precios Cuidados.
Los funcionarios que acordaron la implementación del fideicomiso fueron Roberto Feletti, secretario de Comercio Interior; Antonio Mezmezian, subsecretario de Políticas para el Mercado Interno, y Delfo Buchaillot, subsecretario de Agricultura del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. Por su parte, Diego Cifarelli, Presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera, fue uno de los representantes del sector del trigo y los molinos.
La situación del trigo en Argentina
El cereal viene de una cosecha récord en Argentina: la campaña 2021/22 cerró con 21,8 millones toneladas, la más alta de la historia en el país para la región centro. La Bolsa de Cereales remarcó que la última cosecha superó en un 28% la producción anterior, lo cual auguraba un escenario favorable en el mercado internacional.
Ya en enero se dijo que los precios internacionales eran favorables, y que las cantidades producidas podían generar una contribución esencial en la economía nacional. Sin embargo, con el inicio del conflicto en el este europeo muchos productores frenaron sus ventas a la espera de modificaciones en el precio del cereal.
Mientras tanto, desde el sector molinero denunciaron dificultades para conseguir este insumo en el país.