Comercialización
La ley de la cadena alimentaria no se cumple
Por María Hernández Solana para The Objective
Los agricultores denuncian las «escandalosas diferencias» que hay entre los precios de muchas verduras y frutas desde su salida del campo hasta que se venden al consumidor. Todo ello, insisten, «en un contexto de una alta inflación motivada por las altas cotizaciones de los alimentos y también de la energía».
Aseguran que «los agricultores no se benefician ni mucho menos en la misma medida que los otros eslabones de la cadena agroalimentaria, con unas desigualdades bastante evidentes entre unos y otros», según las quejas de la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos, que aseguran que «el aumento se produce entre los intermediarios y la distribución».
«No es posible que en muchos casos no se cubran costes con lo pagado al agricultor y luego el consumidor lo pague con unas ventajas tan soberbias», dice en declaraciones a THE OBJECTIVE José Manuel de las Heras, coordinador estatal de Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos.
Lo mismo denuncian desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), que afirman que «los agricultores siguen sin cubrir los costes» a pesar del aumento de los precios de las frutas y verduras. «Creemos que detrás de estos movimientos de encarecimiento de precios en destino sin reflejo en el origen hay movimientos especulativos que buscan enriquecerse aprovechando la espiral inflacionista», afirman desde esta organización. «Los intermediarios se forran mientras los agricultores nos arruinamos», denuncian.
Hasta un 1.300% de diferencia
Para argumentar su queja, desde la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos han elaborado un análisis de los precios de algunos productos hortofrutícolas, comparando su precio desde la venta en el campo, pasando por los intermediarios hasta su llegada a tiendas y supermercados.
Por ejemplo, en el caso de la sandía, uno de los productos más mencionados en las últimas semanas por su subida de precio, el agricultor recibe de media 0,36 euros por kilogramo, una cifra que llega a los 0,93 euros en la fase de los intermediarios y que aumenta hasta los 2,20 euros en las cadenas de distribución, lo que supone una diferencia entre el origen y el final de la cadena de un 511%.
Más llamativo aún es el caso de las naranjas, por las que los agricultores perciben de media 0,11 euros por kilo, una cifra que sube hasta los 0,67 en la parte de los intermediarios y a 1,49 euros de media en las tiendas, lo que supone casi un 1.300% de diferencia.
Esto, en opinión de la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos, «pone de manifiesto que conforman los precios a su antojo».
«Vemos en el caso de la naranja como supera los 1200, 1300%, esto son locuras, pero luego en el menor de los casos estamos hablando de 100%, 200%, 300%, por tanto, esto es insostenible y hay que empezar a actuar», dice De las Heras.
Preguntado por los motivos de que los agricultores se encuentren en esta situación, en la que muchos aseguran no cubrir siquiera los costes de producción de las frutas y verduras que venden, el coordinador estatal de Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos afirma que «la ley de cadena alimentaria no funciona».
Denuncia que no se haya establecido todavía el organismo «que tiene que decir cuáles son los costos de producción, para en función de eso hacer los contratos de compraventa con los distintos operadores del mercado» y que, por tanto, los agricultores sigan vendiendo a pérdidas en muchos casos.
Por eso, desde la organización piden «que se instaure un sistema público de elaboración de costes de producción de referencia para los contratos agroalimentarios obligatorios establecidos en la Ley de mejora del funcionamiento de la cadena alimentaria». Además, apuestan por «la inclusión de una cláusula en los contratos que permita compartir los beneficios y costes generados en la cadena de valor en beneficio de los productores».
Por su parte, desde UPA insisten en la aplicación de esta ley, pero también exigen a los intermediarios y a las cadenas de distribución «que depongan esta actitud, paguen un precio justo a los agricultores y apliquen un margen justo para que los consumidores tengan más fácil acceder a alimentos frescos».
Preguntados por THE OBJECTIVE, las principales asociaciones de supermercados y cadenas de distribución de España no han querido responder a las acusaciones de los agricultores ni hablar de la subida de los precios en sus establecimientos.
Riesgo de desabastecimiento
Ante la elevada inflación y la reducción de los beneficios, en muchas ocasiones incluso pérdidas, por los costes de producción, muchos agricultores se plantean cultivar menos superficie o incluso no sembrar algunas frutas y verduras, alerta De las Heras.
«Si no hay rentabilidad, claro que se corre, a corto plazo, ni siquiera a medio plazo, el riesgo de que empecemos a ver en las próximas campañas o siembras cultivos que o tengan menos costo o te den menos beneficio para ir tirando hasta que se normalice la situación», apunta De las Heras.
Esto puede llevar a que haya desabastecimiento, alerta, y pide que se pongan «medidas para que no se produzca, que no se están tomando».
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