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Edición 34

“La frutihorticultura es uno de los sectores más importantes del sector agroalimentario de este país”

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Américo Barúa
Presidente de la Cooperativa Frutihortícola de Resistencia, Chaco

Fecha de nacimiento:  31 de julio de 1953
Lugar: Resistencia, Chaco

Américo Barúa es una voz testigo de la fundación y crecimiento de Fenaomfra. Largos años de trabajo en la frutihorticultura nacional avalan sus palabras, las cuales dan cuenta de un profundo conocimiento del sector. Alguna vez soñó con ser futbolista y hoy, asegura, su vida gira alrededor de esta actividad que no desea abandonar. La familia y el trabajo, sus dos grandes pasiones.

 

¿Hace cuánto que se dedica a la frutihorticultura?

Estoy en esto desde hace 40 años, trabajando como productor y operador. Produzco sobre todo cucurbitáceas. Y todo lo comercializo en el mercado.

¿Por qué decidió ser un dirigente?

Mi padre fue cooperativista y me inculcó la cuestión del sistema asociativo. De muy joven participé en la cooperativa algodonera. Yo tendría unos 17 o 18 años. Luego cambié de actividad y me dediqué a la horticultura, a trabajar dentro de los mercados. Por aquella época el Mercado de Chaco era municipal, y ya desde ahí trabajamos para crear una cooperativa con el objetivo de administrarlo, en la década del 80. Fui partícipe de la creación de la misma y trabajé también dentro de la línea de la dirigencia del Mercado.

¿Cómo decidió sumarse a Fenaomfra?

Todo surge a partir de un inconveniente en el Mercado de Córdoba, que iba a ser trasladado a las afueras de la ciudad, donde se estaba gestando un nuevo mercado. Los operadores se oponían, era una pelea muy dura, no querían abandonar ese espacio. Entonces convocaron a todos los mercados del país a llegar hasta Córdoba para hacer fuerza en contra de esta medida. Y a mí me toco ir hasta allá, a ver cuál era esa realidad. Finalmente los convencimos a los cordobeses para que analicen bien la propuesta, asumiendo que no era una mala idea trasladarse. Luego de esa asamblea, que duró alrededor de 6 horas, nos fuimos a cenar. Vino y mate de por medio, decidimos seguir juntándonos entre dirigentes para armar una Federación. Posteriormente se concretó una reunión en Santa Fe, donde se erigió la entidad formalmente mediante un acta. A partir de ahí participé esporádicamente, iba y venía, ocupé muchos cargos en Fenaomfra. En 2002 fui elegido como presidente, pero ya tenía un recorrido dentro de la institución. Estuve durante tres períodos consecutivos, desde el 2002 hasta el 2006, año en que tuvimos un inconveniente muy grande en nuestro mercado y, a raíz de un conflicto con la Federación, dejamos de participar en la misma. Nos retiramos de Fenaomfra casi diez años. La Cooperativa Frutihortícola volvió el año pasado, en la asamblea de Rosario.

¿Cuáles considera que fueron los mayores logros de la Federación?

Cuando me tocó ser presidente de la Federación hicimos once Foros Frutihortícolas en todo el país, los cuales fueron convocados por la Secretaría de Cultura de la Nación, donde se debatía toda la problemática del sector. Participaban en esa mesa el Ministerio de trabajo de la Nación, la DGI, Senasa, el Ministerio de Salud, algunos diputados nacionales. Con la Federación también conformamos la Unión de los Mercados del Mercosur, junto a los mercados de Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile, de la cual me tocó ser parte. A su vez, integramos la Unión Latinoamericana de los Mercados, donde fui vicepresidente también por dos años. Además nos incorporamos a la Unión Mundial de los Mercados donde se hicieron algunos encuentros importantes: uno en el Mercado Central de Buenos Aires, otro en Recife, Brasil, y otro en Santo Domingo, República Dominicana. Allí fui elegido como presidente honorario. Hoy Fenaomfra se encuentra trabajando a nivel local, regional e internacional. El mundo cambió enormemente y ahora existe una unión de intercambio comercial a nivel global. La Federación y los mercados no son ajenos a esos cambios.

¿Cuáles son las debilidades del sector?

Es un sector muy grande y atomizado, con diversos actores, que todavía tiene que ajustarse a las normativas sanitarias. Pero esos cambios necesitan procesos de adaptación, y a veces los requerimientos nos encuentran en una situación adversa para adecuarnos tan rápidamente. Debemos aprender a generar ideas y estrategias, coordinar con la DGI y Senasa. Explicar que no somos enemigos, sino sobrevivientes de situaciones económicas dificultosas. Otro punto a trabajar es que hoy mucha gente no conoce nuestra actividad, no conoce los mercados. La difusión es un elemento importantísimo y necesario, porque nos permite posicionarnos, transmitir lo que somos y lo que queremos ser. Es una herramienta que tenemos que utilizar de la mejor manera posible. No sólo como estrategia de venta, sino como trabajo de difusión de lo que hacemos: un producto altamente necesario para el consumo humano, sin ningún tipo de contraindicación.

¿Cuáles son las fortalezas del sector?

Si analizamos la cantidad de productores frutihortícolas del país, los mercados y operadores que existen, la cantidad de trabajadores que se encuentran dentro de los mismos, y los que producen desde las quintas, se puede observar que la frutihorticultura es uno de los sectores más importantes del sector agroalimentario de este país. Generamos gran cantidad de mano de obra y somos un espacio de contención social. Tenemos que trabajar en la concientización sobre cómo capitalizar todo nuestro potencial y sentarnos frente a los gobiernos para decir: “señores, nosotros somos más de un millón de personas que estamos involucrados desde el momento en que se produce la lechuga hasta el momento en que se vende en la verdulería y la feria”. Somos una gran familia, estamos en toda la cadena. Lo que es importante saber es que, cuando en el país había crisis y se pagaba con vales, los mercados nunca cerraron. Nosotros no nos fuimos del país, nos quedamos acá. Con la malaria, con enormes dificultades de normalización laboral, pero estuvimos siempre presentes, llevando alimento a la mesa de los argentinos. Y eso es de un gran valor para nuestra actividad.

¿El trabajo lo define?

Es una actividad que me apasiona, hace 40 años que estoy en esto junto a mi señora. Mis hijos se han criado aquí. El mercado es mi segunda casa, sino la primera. Con todo lo que significa, con los dolores de cabeza que trae, lo poco o mucho que aprendí fue en el trabajo. La universidad de la vida me permitió conocer mucho. Pero todavía me falta un montón.

¿Qué lo hace reír?

Me gusta el humor de Landriscina. Siempre me compro los CD’s cuando ando viajando, me río mucho con él, aunque escuche los cuentos repetidos. Y bueno, ahora me estoy dedicando a mi familia porque durante los años más intensos de gestión la abandoné un poco, sobre todo cuando estuve en Fenaomfra. Hoy disfruto de hacer los asados. De mis hijos y mis nietos. Y soy hincha de Independiente, el mejor equipo de Argentina y de Sudamérica, por eso siempre estoy contento.

¿Cuál es su virtud más valorada?

Mi relación con la familia y el trabajo.

¿Cuál es el defecto que más le molesta en Ud.? ¿Y en los demás?

Mirá, yo soy medio complicado. Para mí es muy importante la lealtad, me importa mucho la palabra. Si yo acuerdo algo con vos, voy a ser leal hasta la muerte. A partir de la lealtad, me decía mi viejo, todo lo demás son ingredientes. El compromiso siempre sobre todo.

¿Qué talento le hubiese gustado tener?

Cuando era joven me hubiese gustado ser jugador de fútbol, como Messi, Maradona o Ronaldo. Era muy buen jugador en mi barrio, pero hasta ahí llegué, el sueño se frustró (risas). Y también quise estudiar medicina, pero cuando terminé la secundaria tenía que trasladarme 80 kilómetros desde el campo hasta donde estaba la universidad, así que elegí quedarme en el campo ayudando a mi padre. Quizás al principio me arrepentí, pero con el tiempo me di cuenta que las enseñanzas de mi viejo fueron fundamentales.

¿Tiene algún héroe o persona que admire?

Mi padre. Fue mi maestro, mi compañero, mi amigo.

Un sueño por cumplir…

Cada fin de año, al estar tan cansado, pienso en irme de viaje con mi familia. Es un pequeño sueño anual. Y me falta poco para jubilarme, pero quiero seguir en la actividad, aportando al sector que tantas cosas me dio.

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