¿Cómo ofrecer un adecuado espacio para la convergencia de los actores de la frutihorticultura?

 Empezamos a transitar un nuevo año y con él, la posibilidad de hacer de nuestro mercado un sitio de encuentro de los actores del sector frutihortícola, buscando ofrecerles un servicio adecuado a las necesidades y expectativas que éstos tienen.

El mercado –ya lo hemos dicho- debe disponer todo lo necesario para que la comercialización frutihortícola se desarrolle con normalidad, alentando a que en los locales que lo conforman se produzca el intercambio de bienes que, desde sus inicios, configuró a la actividad comercial.

Bienes escasos, seres vivos, que sufren el deterioro del paso del tiempo y la acción de agentes climáticos como el calor o el frío. Por ello, porque los comerciantes que se concitan en un mercado saben que sus productos están limitados en su durabilidad, se necesita disponer de un espacio que se adecue a los requerimientos de esa comercialización veloz y muchas veces frenética que tienen los mercados de este tipo de productos en general.

La experiencia de los días principales, los que preceden a las fiestas de Navidad y Año Nuevo, nos muestra que hay que estar preparados como prestadores de servicio para no fallar en esos días. O, por lo menos, minimizar los riesgos de falla.

Nos preparamos, como organización, desde las horas previas a la actividad comercial central, disponiendo operativos de limpieza de las instalaciones, fijando horarios para el abastecimiento y desabastecimiento, seguridad de las personas y los bienes dentro del establecimiento y custodia de la zona aledaña, disposición para el desenvolvimiento del tránsito interno, etc.

Los días 22 y 29 de diciembre último nos mostraron que se puede desplegar una batería de acciones que permitan a los operadores (compradores y vendedores) interactuar en un marco de tranquilidad y de ocupación exclusiva en realizar el juego del “regateo” para encontrar el punto justo entre oferta y demanda.

El día 22 de diciembre ingresaron más de mil quinientos vehículos (entre carga y descarga) al Mercado y el día 29, más de mil doscientos. De todas las dimensiones, de todos los modelos y portes. Estas cifras nos dan una idea de la población que se desenvolvió en esos días, en el Mercado, población que estimamos entre cinco mil y seis mil personas, contando los estables (operadores y empleados).

Todos los días del año estamos realizando actividades que construyen la realidad de un mercado. Mejoras y obras, mantenimiento de estructuras edilicias y aseo de áreas comunes.

De hecho, hay que bregar para que en los centros abastecedores del país podamos encontrar la forma de manejar más eficientemente los desechos que se producen ya que estos se llevan gran parte de los recursos. Y, a posteriori de una ronda de actividad tan intensa, es mucho el volumen de producto que queda en las calles y en los sectores de dispensación de este material.

Las grandes estructuras tienen un elevado costo estructural, constituido, principalmente, por sueldos de los empleados propios y contratados para el desarrollo de las actividades indispensables: mantenimiento, limpieza, vigilancia, administrativas. La coordinación de estas actividades que conjugadas hacen el todo, es función del Mercado. En ello estamos ocupados, día a día, para brindar a nuestros usuarios un servicio de calidad.